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Fue condenado Juan Luis Rueda Varela tras comprobarse que privó de la libertad a una pareja que acudía a vender su vehículo en el municipio de Atlacomulco
REDACCIÓN
Un capítulo de terror que marcó la vida de una pareja terminó con una condena ejemplar. Para ello, un juez le dictó 60 años de prisión a un sujeto identificado como Juan Luis Rueda Varela, luego que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) acreditó su participación en el delito de secuestro en agravio de un mujer y un hombre en el municipio de Atlacomulco.
Los hechos se remontan a julio de 2024, cuando las víctimas acudieron con absoluta confianza a un salón de fiestas, donde supuestamente concretarían la venta de su vehículo. Todo parecía un trato normal hasta que el infierno se abrió de golpe. El ahora sentenciado, junto con otros dos sujetos armados, apareció de forma sorpresiva y, sin dar oportunidad de reacción, los amagó con lujo de violencia. “Les apuntaron directo a la cabeza… se notaba que iban decididos a todo”, relatan personas cercanas al caso.
Las víctimas fueron amagadas y encerradas en un cuarto, donde además fueron despojados de sus pertenencias personales, tarjetas bancarias y del vehículo que pretendían vender.
Los delincuentes exigieron los NIP y, como si no fuera suficiente, los trasladaron hasta una propiedad abandonada en San Felipe del Progreso, donde continuaron la agresión física y psicológica. “Los dejaron tirados, lastimados, con la intención de que nadie los encontrara”, comentaron vecinos con horror al recordar el caso.
A pesar de las agresiones, las víctimas lograron liberarse y solicitaron ayuda. En respuesta, autoridades locales atendieron su llamado e iniciaron una carpeta de investigación.
Con el avance en las pesquisas la FGJEM pudo identificar a Juan Luis Rueda Varela como posible partícipe de estos hechos, por lo que se solicitó y obtuvo una orden de aprehensión en su contra.
Una vez detenido, el imputado fue ingresado al Centro Penitenciario y de Readaptación Social de El Oro, donde quedó a disposición de la autoridad judicial. Tras el desarrollo del proceso legal y la valoración de las pruebas se le dictó una condena de 60 años de prisión por el delito de secuestro. La sentencia no solo encarcela a un criminal, también envía un mensaje contundente a quienes convierten la confianza ciudadana en trampa mortal. Para las víctimas, la herida tardará en sanar; para la sociedad, queda la certeza de que, al menos esta vez, la impunidad no ganó.
