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En la comunidad de La Concepción, en Otzolotepec, un hombre identificado como Francisco fue encontrado sin vida en su hogar con huellas de violencia
REDACCIÓN
Lo que debía ser un hogar terminó convertido en un cuarto de tortura, esto luego que un hombre fue localizado sin vida con huellas de tortura y atado dentro de su propio domicilio ubicado en la comunidad de La Concepción, en Otzolotepec, al norte de Toluca.
De acuerdo con los familiares del occiso, quien fue identificado como Francisco, decidieron buscarlo a su vivienda ubicada en la calle Francisco Javier Mina, tras dos días sin poder localizarlo. Sin embargo, nunca imaginaron que al abrir la puerta encontrarían un panorama que les helaría la sangre: el sujeto estaba muerto, amarrado cruelmente con una correa para perro, tendido boca arriba sobre su propia cama, inmerso en una escena cargada de violencia.
El cuerpo mostraba golpes, lesiones y señales claras de sometimiento. La habitación estaba marcada por manchas espesas de sangre, muebles desplazados y el caos que deja la brutalidad.
Además, familiares detectaron la desaparición de dos camionetas y una motocicleta Harley Davidson, situación que abrió una línea de investigación relacionada con un posible robo a casa habitación que derivó en asesinato para eliminar testigos.
Al lugar arribaron los cuerpos de emergencia, quienes confirmaron el fallecimiento, mientras que elementos de la Guardia Nacional, policía estatal y municipal, se encargaron de resguardar el inmueble para preservar la escena del crimen.
Por su parte, peritos especializados realizaron las diligencias correspondientes, incluyendo el levantamiento del cuerpo y la documentación fotográfica detallada, con el objetivo de asegurar que toda evidencia se mantuviera intacta y que el proceso legal siguiera los protocolos adecuados en todo momento.
El miedo se extendió de inmediato por la comunidad. Vecinos comentan en voz baja, miran con desconfianza a su alrededor y se preguntan cómo un crimen tan violento pudo colarse hasta lo más íntimo: el dormitorio de una víctima.
Francisco ya no está, su casa ya no es refugio y su muerte deja una huella que pesa sobre todo Otzolotepec. La seguridad, otra vez, quedó en entredicho.
