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Deja fuga sin agua a 17 colonias en Tlalne: La infraestructura dañada tiene capacidad para abastecer a más de 80 mil usuarios

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El desperfecto en la línea maestra de 14 pulgadas obligó a suspender el suministro de agua potable en colonias y zonas industriales en San Pedro Barrientos

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Una fractura en una tubería clave volvió a evidenciar la fragilidad del sistema hidráulico del municipio de Tlalnepantla. La ruptura de una línea de conducción de 14 pulgadas, ubicada en la intersección de la avenida Prolongación Hidalgo y Camino Nacional Sur, en San Pedro Barrientos, obligó a cortar de manera inmediata el suministro en 17 colonias y zonas industriales del municipio, dejando a miles de familias sin agua justo en fechas donde el consumo doméstico suele incrementarse.

La medida, consideran vecinos, fue necesaria pero devastadora en sus efectos. Hogares de unidades populares y colonias consolidadas por igual amanecieron este fin de semana con tinacos vacíos, mientras que negocios, fábricas y parques industriales detuvieron actividades que dependen directamente del abastecimiento. La falta de agua no solo altera rutinas: impacta la higiene, la preparación de alimentos, la operación de hospitales y la productividad de sectores completos.

Las dimensiones de la tubería dañada explican la magnitud de la emergencia. Con 35.5 centímetros de diámetro, esta línea es capaz de transportar entre 150 y 300 litros por segundo, suficiente para abastecer a más de 80 mil personas. No obstante, el organismo del agua no precisó aún el número real de afectados, argumentando que la afectación final depende de la interconexión con tanques y redes secundarias. Para la población, esa falta de claridad se traduce en incertidumbre.

Las autoridades locales han reaccionado con dos acciones paralelas: reparación inmediata y suministro alterno. Cuadrillas trabajan sin pausa para sustituir el tramo colapsado, con la promesa de restablecer el servicio lo antes posible, mientras pipas recorren las colonias más golpeadas. Sin embargo, el apoyo resultó insuficiente ante la cantidad de familias que dependen del abasto diario y que hoy hacen filas para obtener unos cuantos litros.

Este incidente, más que un hecho aislado, revela un problema estructural: redes viejas, mantenimiento insuficiente y una demanda creciente que rebasa la capacidad instalada. Los habitantes lo resumen con una preocupación simple pero contundente: no quieren que el agua sea un privilegio intermitente, sino un servicio seguro y constante. Por ahora, el grifo permanece seco y la necesidad se multiplica, recordando que, sin inversión real en infraestructura, cada fuga puede convertirse en una crisis social.

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