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Dos personas perdieron la vida en un violento accidente entre una motocicleta y un automóvil sobre la Huehuetoca–Teoloyucan, a la altura de la empresa Pretencreto
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Dos personas murieron de manera instantánea tras un choque devastador entre una motocicleta y un automóvil en la carretera Huehuetoca–Teoloyucan, justo frente a las instalaciones de la empresa Pretencreto. El siniestro ocurrió en un tramo conocido por su pésimo estado: baches profundos, pavimento cuarteado y parches improvisados que, más que reparar, complican la circulación. El incidente no solo fue producto de un impacto violento, sino de una carretera que, según habitantes, se ha convertido en una sentencia escrita por la negligencia institucional.
La escena fue un retrato crudo del desastre. Policías acordonaron una vialidad convertida en campo de restos: metal retorcido, fragmentos de la motocicleta regados por metros y un automóvil con el frente destruido, el parabrisas hecho añicos y huellas de haber arrastrado parte del vehículo menor. Los cuerpos de las víctimas quedaron tendidos sobre el asfalto frío, inmóviles, bajo la luz intermitente de las torretas. “Se escuchó un golpe seco, un estruendo que cimbró la zona. Cuando salimos, los vimos ahí… fue terrible”, narró un testigo, aún con la voz quebrada.
Paramédicos llegaron rápidamente, pero solo confirmaron lo inevitable: no había signos de vida. La cinta amarilla marcó el perímetro del horror mientras peritos reunían evidencias entre manchas de sangre, aceite derramado y un olor penetrante a gasolina. En redes sociales comenzaron a circular versiones que señalan a la moto como responsable, pero para los vecinos el verdadero culpable va más allá del volante: “Esta carretera está muerta desde hace años. Está llena de trampas. De noche es peor. Nadie la arregla, nadie responde”, reprochó un habitante, señalando el pavimento destrozado.
Las autoridades mantienen abierta la investigación, revisando huellas de frenado, trayectorias y posibles maniobras imprudentes. Sin embargo, para quienes circulan a diario por ese tramo, la tragedia era cuestión de tiempo. La carretera, abandonada por el gobierno municipal y estatal, se convirtió en cómplice silenciosa de un choque que terminó en muerte. Los cuerpos ya fueron levantados del pavimento, pero sobre la vía quedaron las grietas, los baches… y la certeza de que mientras la autoridad siga ausente, el camino seguirá cobrando vidas.
