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Habitantes del fraccionamiento Los Héroes Tecámac actuaron por su cuenta para detener a un presunto delincuente que golpeaba a una mujer luego de exigirle más dinero
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La tarde de este viernes, en el fraccionamiento Los Héroes Tecámac, vecinos decidieron intervenir por su cuenta para detener a un presunto extorsionador que golpeaba brutalmente a una mujer a la que había estado chantajeando con la amenaza de difundir material íntimo.
El hombre exigía más dinero del ya entregado y, ante la negativa, desató una agresión física que desbordó la paciencia comunitaria. Fue ahí cuando los habitantes, cansados de pedir ayuda y vivir con miedo, actuaron. Lo hicieron, dicen, porque ya no confían en la respuesta oportuna del gobierno municipal ni en la seguridad que el edil prometió y nunca llegó.
“Si nosotros no nos metemos, quizá hoy estaríamos contando otra tragedia”, afirma Rosa, residente de la zona, quien asegura que los patrullajes son escasos y que los delitos se han vuelto parte de la rutina diaria.
Otro testigo resume el hartazgo: “La policía llega cuando todo ya pasó. Aquí nos dejaron solos”. Las voces coinciden en un mismo reclamo: la autoridad municipal abandonó a la gente y permitió que la violencia se normalizara en calles, parques y zonas habitacionales.
Tras la intervención ciudadana, policías que realizaban rondines lograron asegurar al presunto responsable, identificado como Martín “N”, quien fue trasladado al Ministerio Público. La víctima recibió atención inmediata y protección, mientras vecinos permanecieron alrededor, no para celebrar un linchamiento, sino para reafirmar una denuncia: viven con miedo y sienten que la única respuesta efectiva proviene de la propia comunidad.
Este caso no solo exhibe un delito; desnuda una falla estructural en Tecámac. Los habitantes señalan directamente al gobierno municipal y al edil, a quienes responsabilizan por haber reducido la seguridad pública a discursos y operativos mediáticos, dejando a los colonos a merced de extorsionadores y agresores. Lo sucedido no es un acto aislado, sino el reflejo de un municipio donde la justicia vecinal aparece porque la autoridad desapareció. Ahora, la justicia formal tiene el expediente; la justicia social ya dio su veredicto: la gente se hartó del abandono.
