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Productores locales enfrentan competencia directa: guajolotes vivos más caros en mercados tradicionales contra pavos congelados importados más baratos en supermercados capitalinos
JUAN R. HERNÁNDEZ
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- Con 19 mil 506 toneladas de producción nacional, un valor económico superior a mil 109 millones de pesos y precios que en mercados capitalinos alcanzan hasta mil 200 pesos por pieza, la venta de guajolotes en la Ciudad de México cierra el 2025 en medio de la inflación, la competencia de importaciones y una tradición que resiste, aunque cada vez con menor presencia frente al pavo industrializado.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la producción nacional de guajolote creció 6.5% respecto a 2021 y 15.6% frente a 2019, pero en la capital el consumo se complementa —y en muchos casos se sustituye— con pavos congelados importados, principalmente de Estados Unidos.
Gerardo Cleto López Becerra, dirigente del Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño y la Empresa Familiar (ConComercioPequeño), en entrevista con Diario Basta explica que el guajolote fue durante décadas un eje del comercio tradicional en estas fechas. “Antes se vendían todos los complementos para cocinarlo; hoy el pavo precongelado llega ya industrializado desde Estados Unidos y desplazó un negocio que era 100% nacional”, señala.
PRECIOS Y COMPETENCIA DIRECTA
En mercados como La Merced, Jamaica y Sonora, el guajolote vivo se vende entre 800 y mil 200 pesos, dependiendo del peso y la calidad. En contraste, los pavos congelados importados disponibles en supermercados se ofrecen entre 600 y 900 pesos, lo que representa una competencia directa para productores y comerciantes locales.
Vendedores atribuyen el encarecimiento del guajolote al aumento en granos, forraje y transporte, factores que presionan los costos y reducen la demanda, especialmente en un contexto de consumo cauteloso.
TEMPORADA CLAVE, VENTAS MODERADAS
Alrededor del 22% de la producción anual de guajolote se concentra en noviembre y diciembre, reflejando su importancia en las cenas de Nochebuena y Año Nuevo. No obstante, comerciantes reportan que las primeras semanas de diciembre fueron flojas, con un repunte esperado únicamente en los días previos al 24 y 31 de diciembre, cuando las familias compran el ave para prepararla en mole, adobo o relleno.
TRADICIÓN EN RIESGO
Gerardo Cleto advirtió que, mientras en comunidades rurales del interior del país el guajolote aún se cocina y se comercializa, en las grandes ciudades el mercado es mayoritariamente importado e industrializado. A esto se suma la presión del comercio informal, donde se venden aves sin regulación sanitaria a precios más bajos, afectando a los productores formales.
Agregó que la posible restricción a la venta de animales vivos en algunos mercados tradicionales como el Sonora, también representa un desafío adicional para el sector.
UN FUTURO INCIERTO
La venta de guajolotes en la CDMX refleja la tensión entre tradición y mercado global. Aunque la producción nacional crece y el platillo sigue presente en mesas familiares, los altos costos y la competencia del pavo importado ponen en riesgo la continuidad de pequeños productores y comerciantes. La tradición persiste, pero su lugar en la Navidad capitalina es cada vez más frágil.
