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Toluca es uno de los municipios con mayor recurso, pero gran parte de ese recurso se destina al pago de servicios, mientras que la inversión en obra pública, es mínima
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El anteproyecto de presupuesto 2026 para Toluca, encendió la inconformidad ciudadana al confirmar que, pese a contar con uno de los montos más altos del Estado de México, los recursos se concentrarán en gasto corriente.
La propuesta contempla 5 mil 510 millones de pesos, de los cuales cerca del 45 por ciento se destinará al pago de nómina, mientras que apenas 510 millones se asignarán a obra pública.
El documento fue presentado para el próximo ejercicio fiscal y ha generado cuestionamientos sobre las prioridades del gobierno municipal.
Para los vecinos, la ecuación no cuadra. “Aquí vivimos con calles llenas de baches, luminarias apagadas y asaltos diarios. Si Toluca tiene tanto presupuesto, no se nota”, reclama Guadalupe, habitante de la colonia La Merced. Su testimonio se repite en distintos puntos de la capital, donde la percepción es que el dinero se diluye en la burocracia, sin impacto real en la vida cotidiana.
Especialistas advierten que la distribución presupuestal profundiza el rezago. “Invertir menos del 10 por ciento en infraestructura condena a la ciudad a perder competitividad. Toluca es capital, pero compite como un municipio atrasado”, señala el analista Eduardo Ríos, quien subraya que la prioridad al Capítulo Mil frena el desarrollo urbano y económico.
La opacidad agrava el malestar, pues vecinos exigen que la administración de Ricardo Moreno detalle con precisión en qué y dónde se ejercerán los recursos. “Queremos saber qué obras se harán, en qué colonias y con qué plazos. Hasta ahora solo vemos discursos”, cuestiona Miguel Ángel, integrante de un comité vecinal del norte de la ciudad.
La paradoja es evidente: una capital con recursos millonarios, pero con servicios deficientes y una infraestructura deteriorada. Mientras otros municipios avanzan, Toluca retrocede en competitividad. Para los habitantes, el presupuesto 2026 no representa una ruta de mejora, sino la confirmación de un modelo de gobierno que administra grandes cifras, pero entrega resultados pequeños.
