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REDACCIÓN
En plena celebración navideña, el estallido de los cohetes dejó de ser festivo para convertirse en señal de alarma cuando una chispa alcanzó el Árbol de Navidad colocado en la Plaza Cívica de Tecaxic, en Toluca.
De acuerdo con los primeros informes, un cohete cayó sobre el árbol, provocando que las llamas consumieran la estructura en segundos.
El incendio avanzó con ferocidad. El calor era sofocante y el humo espeso, cargado del olor a plástico derretido y madera quemada, cubrió el corazón de la plaza. El árbol, que durante semanas fue símbolo de convivencia y esfuerzo comunitario, colapsó envuelto en llamas hasta quedar reducido a un armazón ennegrecido. Bancas cercanas, cableado y parte del mobiliario urbano también resultaron dañados.
Fueron los propios vecinos quienes, sin esperar refuerzos, enfrentaron el incendio con cubetas de agua, mangueras y algunos extinguidores improvisados. Esa reacción evitó que el siniestro escalara a una tragedia mayor, aunque no impidió la pérdida total del árbol.
El pánico se apoderó del lugar. Gritos, carreras y niños resguardados a toda prisa marcaron el momento más crítico. Fueron los propios vecinos quienes, sin esperar refuerzos, enfrentaron el incendio con cubetas de agua, mangueras y algunos extinguidores improvisados. Esa reacción evitó que el siniestro escalara a una tragedia mayor, aunque no impidió la pérdida total del árbol navideño.
Minutos después, la plaza mostraba un paisaje desolador: cenizas humeantes, hollín sobre el piso y rostros incrédulos observando los restos calcinados.
Autoridades locales arribaron para levantar el reporte de daños y lanzar un llamado severo a la conciencia ciudadana. La escena dejó una lección amarga: en Tecaxic, la chispa de la fiesta estuvo a punto de cobrarse algo más que un símbolo, recordando que la pirotecnia, mal usada, puede convertir la celebración en desastre.
