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Acaba en infierno un bazar navideño… Diez personas sufrieron quemaduras considerables en todo su cuerpo

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Un cilindro de gas LP de 20 kilos explotó violentamente en el área de comida de un tianguis desatando un flamazo que alcanzó a vendedores y compradores de sitio

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

La tarde de sábado pasado una explosión seca seguido de un grito colectivo rompió la atmósfera festiva en el corazón de un bazar navideño instalado en la Concha Acústica del municipio de Teoloyucan, a escasos metros de la presidencia municipal, se convirtió en una escena dantesca.

Un cilindro de gas licuado de petróleo de 20 kilogramos estalló sin piedad en la zona de alimentos preparados, liberando una bola de fuego voraz que lamió con furia a todo a su paso. El balance: diez seres humanos con la piel marcada por el dolor, sus cuerpos convertidos en testamentos vivos del accidente y por desgracia funesta dos mujeres muertas.

Las llamas, intensas y repentinas, no dieron tregua. Atacaron a cinco personas al instante, principalmente comerciantes que en un segundo vieron cómo su fuente de trabajo se transformaba en una trampa mortal. El hedor a gas se mezcló con el olor a carne quemada y el pánico.

Según los primeros reportes de Protección Civil, una fuga del combustible encontró una fuente de calor, sellando el destino de la tarde. Al llegar al lugar, los cuerpos de emergencia se encontraron con un panorama desgarrador: hombres y mujeres con lesiones rojizas y ampollas, donde antes hubo piel, ahora gritos o un silencio aterrador por el shock.

Los nombres de los afectados comenzaron a surgir, pintando un rostro humano a la estadística del horror. Ignacio Miguel Vega Portillo, Ana Teresa Rocha Herrera y la pequeña Sofía Dominik Vega Pérez recibieron los primeros auxilios en la clínica del DIF local, sus heridas siendo valoradas a la sombra de la tragedia.

Mientras bomberos y elementos de Protección Civil trabajaban para asegurar la zona y retirar otros cilindros que, como bombas de tiempo, permanecían en el lugar, la memoria colectiva dio un vuelco atrás.

La escena, una vez controlada, quedó marcada por el rastro del caos: puestos de comida semidestruidos, ollas volcadas, y ese olor penetrante que impregna todo.

Las autoridades locales declararon la situación “bajo control”, pero nada puede controlar el trauma infligido.

La navidad en Teoloyucan vuelve a estar manchada no por el rojo de los adornos, sino por el rojo de las quemaduras y el recuerdo fresco de un flamazo que, en un abrir y cerrar de ojos, cambió vidas para siempre y recordó que la tragedia, en estos lugares de reunión festiva, siempre acecha a la vuelta de la esquina.

Exactamente un año y un día antes, en la madrugada del 23 de diciembre de 2024, las llamas ya habían devorado la alegría. Más de 200 locales de aquel bazar navideño en la plaza principal fueron reducidos a cenizas. Hoy, la historia se repite, no con la destrucción masiva de propiedad, sino con el daño directo y sangriento sobre los cuerpos de las personas.

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