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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En el Conjunto Habitacional Palmas I, salir a la calle dejó de ser una acción cotidiana y se convirtió en un acto de precaución constante. Vecinos de esta zona de Ixtapaluca denuncian que viven bajo el acecho de una manada de perros callejeros que ha protagonizado diversos ataques, sin que hasta ahora exista una solución que les devuelva la tranquilidad.
El caso que detonó la alarma ocurrió a principios de octubre, cuando una joven vecina fue atacada brutalmente por varios animales, sufriendo mordeduras en distintas partes del cuerpo.
A partir de ese hecho, el miedo se instaló en la comunidad. “Ya no caminamos tranquilos, cambiamos rutas y horarios. Los niños no salen solos”, relata una vecina, quien asegura que la amenaza sigue presente.
Autoridades municipales informaron que dos de los perros considerados líderes fueron asegurados y trasladados al Centro de Control Animal. Sin embargo, al menos una docena de canes permanece en las calles bajo un esquema de vigilancia y contención que incluye dardeo controlado, debido a la presencia de cachorros. La explicación oficial, basada en protocolos de bienestar animal, no convence a los habitantes.
“Nos dicen que los están monitoreando, pero nosotros los seguimos viendo en grupo, rondando las calles”, señala un residente. “Ya hubo varios ataques y aun así no actúan de fondo. Sentimos que esperan a que pase algo más grave”.
La inconformidad vecinal crece ante lo que consideran una respuesta tardía e incompleta. Para muchos, el problema dejó de ser solo la presencia de animales callejeros y se convirtió en un símbolo de abandono institucional. La vida comunitaria se ha alterado: hay calles evitadas, horarios restringidos y un temor colectivo que no cede.
