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Diciembre: el tiempo de cerrar, purificar y volver a encender la luz

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Por Pedro Linares Manuel

Estimado Lector, Diciembre no es solo el final de un calendario; es un umbral simbólico. En la tradición iniciática, este tiempo representa el momento en que la luz parece retirarse para permitir una revisión profunda del camino recorrido.

Es el mes en que el iniciado se detiene, mira hacia adentro y se pregunta con honestidad qué debe concluir, qué debe purificar y qué está listo para renacer.

La Masonería enseña que todo cierre consciente es también una preparación para un nuevo comienzo. Así como el sol alcanza su punto más bajo antes de iniciar su retorno, el ser humano necesita atravesar un periodo de introspección para reencontrar su centro.

Diciembre invita a ese recogimiento interior donde se evalúan las obras realizadas, en tu hogar, en tu trabajo, con tu familia y en tu vida personal.

CONSTRUIR ALGO NUEVO

En esta época surge de manera natural el deseo de cambiar, de mejorar, de construir algo nuevo. El iniciado comprende que ese impulso no es casual: es la conciencia pidiendo orden, equilibrio y sentido. Pero la Masonería recuerda que el verdadero cambio no nace de promesas externas, sino de un trabajo interior silencioso, paciente y honesto.

Lo que no se transforma dentro, no puede sostenerse fuera. Diciembre es también un llamado a depurar la piedra. Soltar cargas innecesarias, revisar pensamientos, emociones y actitudes que ya no sirven al propósito de crecimiento.

Cada renuncia consciente abre espacio para la luz que está por manifestarse. El iniciado entiende que cerrar ciclos no es perder, sino liberar energía para una construcción más sólida.

Cuando el año se apaga lentamente, el masón aprende a encender su propia lámpara interior. No espera que la luz venga de fuera; la cultiva desde dentro. Así, diciembre se convierte en un mes sagrado: un tiempo de silencio fértil, de reflexión consciente y de preparación para una nueva etapa de trabajo y claridad.

REFLEXIÓN FINAL:

Diciembre no marca un final, sino un umbral. Quien cierra con un trabajo hecho, está listo para recibir la luz que vuelve a nacer. Si estas con la posibilidad de compartir algo de ti que ya no utilizas, por favor regálaselo a quien tu veas que lo necesite, pero sin que nadie se de cuenta de tu acto, y si no tienes nada que regalar, por favor regala una sonrisa cuando saludes por la calle a alguien desconocido.

Puedes leer y escuchar esta columna junto con mis libros iniciáticos, en www.mentisnovatea.com También puedes escribirme al 56 4410 4184 para solicitar ibro electrónico Masonería y Sentido de Vida o agendar una consulta psicológica en línea.

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