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REDACCIÓN
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El miedo volvió a estacionarse en las calles de Metepec, esta vez con el rostro de la normalidad. Lo que parecía un repartidor de plataforma circulando por la colonia Juan Fernández Albarrán, terminó por convertirse en una experiencia límite para una familia que estuvo a segundos de ser víctima de un asalto armado.
La noche del jueves un grupo de personas aguardaba dentro de su automóvil, estacionado en una calle poco transitada. De pronto, una motocicleta con la mochila característica de la plataforma DiDi comenzó a rodear el vehículo.
“No sospechamos al principio, porque es algo que se ve todos los días”, relata una de las víctimas.
La escena cambió en segundos: los tripulantes descendieron de la moto y se aproximaron de forma intimidante.
Uno de los sujetos sacó un arma de fuego y la apuntó directamente al conductor. “Pensé que ahí se acababa todo. Solo escuchaba a mis hijos llorar”, narra la madre, aún con la voz entrecortada.
El momento fue de tensión absoluta. Sin embargo, el arma se trabó. Ese fallo inesperado permitió que el conductor arrancara y escapara del lugar.
El reporte a la policía se realizó de inmediato. Aunque las patrullas arribaron en minutos, los agresores ya habían huido rumbo a Toluca. No hubo detenidos. No hubo seguimiento. Solo quedó la sensación de desamparo.
Para los vecinos, el hecho confirma lo que denuncian desde hace meses: la inseguridad avanza, las modalidades delictivas se sofistican y las respuestas del gobierno municipal no llegan. “Hoy usan mochilas de repartidor; mañana quién sabe qué más. Aquí nadie se siente seguro”, advierte un habitante de la zona.
El caso no solo expone un intento de robo frustrado, sino una comunidad cansada, indignada y atrapada entre el temor cotidiano y la impunidad. En Metepec, la confianza también está siendo asaltada.