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Habitantes del primer cuadro de Texcoco acusan a los operadores del sistema de aplicación de multas al incurrir en prácticas abusivas y arbitrarias
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En las calles del centro del municipio de Texcoco, el sistema de parquímetros dejó de ser un mecanismo de control vial para convertirse, según vecinos y comerciantes, en una fuente constante de abuso y hostigamiento.
De acuerdo con testimonios recabados por Diario Basta y Edomex Hoy, la queja es generalizada: operadores que actúan con prisa, sin advertencia ni criterio, colocando inmovilizadores casi de inmediato y sin permitir al conductor cumplir con el pago correspondiente.
“Esto ya no es orden, es una cacería”, afirma Laura Hernández, vecina del primer cuadro, quien relata que, al descender de su vehículo para ubicar el módulo de pago, bastaron apenas unos minutos para que su automóvil quedara bloqueado.
“Cuando regresé, ya tenía el candado puesto. Les mostré que aún estaba dentro del tiempo, pero me dijeron que no, que ya había pasado. En la boleta la hora no coincidía. ¿Cómo peleas contra eso?”, cuestiona.
La escena se repite a diario. Testigos aseguran que los operadores permanecen ocultos entre los vehículos y actúan en cuanto el conductor se aleja.
“Se esconden detrás de las camionetas o en las esquinas. En cuanto caminas unos pasos, salen y te inmovilizan”, narra Miguel Torres, comerciante del centro. “Y si reclamas o intentas grabar, se retiran o llaman refuerzos. Es intimidación”.
El impacto económico ya es visible. Comerciantes señalan una disminución notable en la afluencia de clientes, quienes prefieren evitar el centro, por temor a multas. “La gente ya no quiere venir. Nos dicen que mejor compran en otro lado porque aquí todo es multa”, explica doña Rosa, dueña de una miscelánea con más de 20 años en la zona. “A nosotros nadie nos multa, pero sí nos están ahorcando”.
Las familias afectadas exigen reglas claras, supervisión y sanciones a los operadores que, aseguran, actúan sin control. Hasta el momento, las autoridades municipales no han emitido una postura pública. Mientras tanto, el enojo crece y el centro de Texcoco sigue perdiendo visitantes, atrapado entre parquímetros que, lejos de ordenar, hoy dividen y castigan.
