Síguenos

¿Qué estás buscando?

Voces

Se apaga la leyenda: el Hijo del Santo cierra una era eterna en la lucha libre mexicana

128 lecturas

Por Gustavo Infante Cuevas

Cuarenta y tres años no suenan sencillos cuando se trata de ser constante y, mucho menos, cuando se carga con el peso del luchador más icónico no solo de este país, sino del mundo entero. El Hijo del Santo asumió desde el primer día la responsabilidad de portar la máscara más reconocida de la historia, la de su padre, y durante más de cuatro décadas honró ese legado con disciplina, respeto y resultados.

A lo largo de su trayectoria, El Hijo del Santo se midió con los luchadores y herederos más importantes de México, protagonizando rivalidades memorables y consolidándose como una figura incuestionable de los cuadriláteros. Su despedida, celebrada en el Palacio de los Deportes, fue el reflejo exacto de su carrera: emotiva, intensa y con el público completamente entregado.

La lucha estelar fue digna de una leyenda. Acompañado por L.A. Park, quien fue su rival durante años y Último Dragón, enfrentó a Dr. Wagner Jr., Texano Jr. y el Hijo de Fishman en un combate lleno de drama y nostalgia. El cierre no pudo ser mejor: con su clásica llave “de a caballo”, El Hijo del Santo selló su última victoria profesional, despidiéndose del ring como los grandes, con la mano en alto.

Sin embargo, el momento más simbólico de la noche llegó con la aparición de Santo Jr., quien subió al ring para recibir el legado plateado. No fue un adiós, fue un relevo generacional.

El Hijo del Santo no solo se retira como luchador; se va como símbolo, como emblema cultural y como una figura que mantuvo viva la mística de la lucha libre mexicana. La máscara se queda. La leyenda, también.

Te puede interesar

Advertisement