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Los asaltos violentos contra usuarios de motocicletas se han convertido en una amenaza cotidiana, donde delincuentes actúan con rapidez y sin temor a la ley
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En denuncia para Diario Basta y Edomex Hoy, vecinos de Ixtapaluca exponen la alta criminalidad que se vive en sus calles, donde en las últimas semanas los ataques se han concentrado contra conductores de motocicleta.
Para decenas de habitantes, especialmente quienes dependen de este medio de transporte para laborar, salir a la calle implica mantenerse en alerta permanente ante la posibilidad de un asalto.
El robo de motos dejó de ser un hecho aislado y se transformó en una práctica sistemática que avanza sin contención en varias zonas del municipio.
Los relatos coinciden en un mismo patrón: dos o tres sujetos circulan en motocicletas, sin placas o con cascos oscuros, y siguen a sus víctimas hasta encontrar el momento para cerrarles el paso.
“Te rodean, te gritan que te bajes y, si dudas, sacan el arma”, cuenta Luis, trabajador de reparto que fue despojado de su unidad al amanecer, cuando se dirigía a la zona de Ayotla. Asegura que el ataque duró menos de un minuto y que nadie intervino.

Vecinos recuerdan con preocupación un caso reciente captado en video, donde un motociclista fue derribado y golpeado sobre el pavimento antes de que los agresores escaparan. Las imágenes circularon en redes sociales como una advertencia no oficial, pero también como prueba de la violencia con la que operan estas bandas.
“Eso pasa aquí seguido, solo que casi nunca queda grabado”, comenta una habitante de San Buenaventura.
La molestia vecinal se concentra en la ausencia de autoridad.
“Llamamos al 911 y nos dicen que ya van, pero nunca llegan a tiempo”, reclama Ana María, residente de La Venta. Afirma que los patrullajes son esporádicos y que los delincuentes parecen conocer los horarios y recorridos policiales. Para los habitantes, esta impunidad explica la frecuencia de los robos.
Ante la falta de respuesta, los propios vecinos crearon redes de alerta por mensajería y redes sociales. Comparten ubicaciones, descripciones y horarios de riesgo, aunque reconocen que se trata solo de un paliativo.
“No es nuestra función cuidarnos así, pero no nos dejan otra opción”, señala un joven de Cuatro Vientos.