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Vecinos denuncian polvo constante, olores químicos y descargas al río Salado, sin que existan operativos robustos ni información pública sobre permisos o monitoreo
Mario López
GRUPO CANTÓN
En uno de los corredores industriales más antiguos del país, en el municipio de Apaxco, la contaminación derivada de la operación de cementeras, caleras y fábricas químicas, continúa avanzando, sin que el gobierno municipal aplique medidas efectivas para contenerla.
Habitantes de distintas colonias denuncian que las autoridades locales, son omisas en la vigilancia ambiental, la inspección de emisiones y el seguimiento a quejas por la presencia constante de polvo, olores químicos y residuos que afectan viviendas, cultivos y la salud de la población.
Vecinos señalan que, pese a los compromisos asumidos en el Plan de Desarrollo Municipal, la Dirección de Medio Ambiente, ha limitado su intervención a notificaciones administrativas, sin realizar inspecciones profundas ni exigir a las industrias reportes actualizados de emisiones.
El polvo gris que se acumula en techos, ropa y agua almacenada, es uno de los principales indicadores de la actividad constante en el polígono industrial, mientras que los habitantes aseguran que las chimeneas operan incluso en horarios en los que deberían reducir carga contaminante.
A ello se suma, la falta de información pública sobre los permisos ambientales vigentes, las manifestaciones de impacto ambiental y las actas de verificación realizadas por autoridades estatales y federales.
Organizaciones civiles del corredor Tula–Apaxco afirman que, desde hace años, la población convive con partículas que afectan vías respiratorias, piel y ojos, sin presencia constante de brigadas de salud ni programas municipales que atiendan los efectos de la exposición prolongada.
El problema también impacta al agua. Comunidades cercanas al río Salado denuncian arrastre de residuos y cambios de color en distintos tramos, sin que exista un monitoreo municipal visible ni reportes públicos que detallen parámetros de calidad.
La combinación de emisiones al aire y descargas al agua, coloca a Apaxco en una situación ambiental crítica que demanda acciones coordinadas con el Estado de México y la Federación.
