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Por Jorge Gómez Naredo
@jgnaredo
El viernes pasado fue un día de euforia y celebración en el Zócalo de la Ciudad de México. Más de 600 mil personas acudieron al llamado que hizo la mandataria Claudia Sheinbaum para celebrar los siete años de la llegada de Morena a la Presidencia de la República. Hubo un ambiente festivo, y la gente recorría las calles del Centro de la capital con sonrisas y alegría.
Esta concentración no sólo fue para celebrar, sino también para mostrar que la gente está dispuesta a defender lo logrado en los gobiernos emanados de Morena. Y es que la derecha electoral (PAN y PRI) ha comenzado a comportarse como ultraderecha, con tendencias a ejercer la violencia.
Así ocurrió con la supuesta marcha de la “Generación Z” -donde no hubo jóvenes y sí muchos simpatizantes del PRI y del PAN-. Es importante recordar que dicha marcha concluyó en violencia, pues grupos de choque intentaron ingresar a Palacio Nacional y comenzaron a golpear a policías de la Ciudad de México.
Ese es el camino que está tomando la derecha: el de la mentira, la confrontación y la generación de caos con fines políticos. Por eso la concentración del pasado sábado fue tan importante: una respuesta a la radicalización del PAN y del PRI.
Quedó claro que el movimiento denominado la Cuarta Transformación es pacífico, pues no hubo ningún acto de violencia. Además, las personas que acudieron -muy al contrario de lo que difundieron varios medios de comunicación- fueron por convicción, porque querían ir y porque buscaban apoyar a su presidenta.
La derecha tendrá que pensarlo dos veces antes de intentar generar caos en el país. No porque vaya a haber represión -porque eso no sucederá-, sino porque la gente, el pueblo, está dispuesto a defender lo logrado y a luchar por un proyecto de nación que, por primera vez en décadas, se ha enfocado en el bienestar de la población y no en el enriquecimiento de unos cuantos.