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Por Juan R. Hernández
En medio del ruido político y las tensiones que cruzan al país, en el Congreso capitalino surgieron tres iniciativas que, aunque distintas, comparten un hilo conductor: la urgencia de responder con responsabilidad a los desafíos de nuestro tiempo.
El diputado Pedro Haces Lago puso sobre la mesa una propuesta sensata: que los incentivos fiscales solo se otorguen a empresas que acrediten mejoras ambientales reales. Nada de simulaciones ni discursos huecos; beneficios solo para quienes demuestren resultados verificables. En una ciudad que enfrenta estrés hídrico, pérdida de áreas verdes y un aire que amenaza la salud pública, la actualización del marco fiscal no es un lujo, es una necesidad impostergable.
En paralelo, Alberto Vanegas Arenas planteó una profunda reforma en materia de movilidad humana. Recordó que la Ciudad de México es hoy territorio de tránsito, destino y refugio, y que millones de historias exigen una política más humana y con verdadero enfoque de derechos. Entre 2019 y 2025, México recibió a más de 16 millones de personas en movilidad; tan solo el año pasado, 16 mil adolescentes migraron sin compañía. Cifras que duelen, pero que también obligan a actuar. “No hablamos de números, hablamos de vidas”, insistió el legislador.
Y mientras estas discusiones avanzan, el diputado Paulo García denunció la suspensión de la cuenta oficial de Morena en X, señalando una censura que, asegura, busca silenciar a la Transformación. Sin embargo, el 6 de diciembre miles salieron a las calles para respaldar a la presidenta Claudia Sheinbaum, recordando que la fuerza de un movimiento no se define en redes sociales, sino en el acompañamiento de la gente.
Tres debates, un mismo reto: construir una ciudad más justa, sostenible y democrática. Aquí es donde la política debe demostrar que aún puede estar a la altura.