Visitas
Omar “N”, identificado por la autoridad como uno de los principales generadores de violencia en Tultitlán y en diversos puntos del Valle de México, fue detenido en Tlaxcala
REDACCIÓN
La fuerza conjunta de las instituciones de seguridad volvió a inclinar la balanza contra el crimen organizado en el Valle de México. La detención de Omar “N”, mejor conocido como “El Monas”, “El Comandante” o “El Carnal”, representa uno de los golpes más contundentes contra una célula delictiva que, según investigaciones, operaba con violencia extrema y un alto grado de impunidad en el municipio de Tultitlán.
El operativo que culminó con su captura no fue casual ni improvisado. Desde hace varios meses, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México mantenía una investigación exhaustiva sobre su posible participación en múltiples homicidios y hechos violentos en la región. Tras integrar elementos suficientes, solicitó una orden de aprehensión que finalmente fue ejecutada en el estado de Tlaxcala.
La intervención reunió a siete instituciones: la Secretaría de Seguridad estatal, la Secretaría de Seguridad Ciudadana federal, la Marina, el Ejército, la Guardia Nacional, el Centro Nacional de Inteligencia y la Fiscalía de Tlaxcala. La coordinación permitió ubicar al presunto delincuente, detenerlo sin resistencia y trasladarlo bajo fuerte custodia de regreso al territorio mexiquense, donde ya fue ingresado a un penal de máxima seguridad.
Vecinos de Tultitlán expresaron alivio ante la noticia, pues muchos aseguraron haber vivido bajo el temor de los grupos que encabezaba. “Era de los nombres que todos conocían, pero nadie se atrevía a mencionar. Su gente intimidaba, cobraba y golpeaba. Esto nos da un poco de esperanza”, comentó un comerciante cuya colonia, dice, era “territorio” del acusado. Otra residente señaló que la violencia se había normalizado: “Cada semana había balazos o amenazas. Uno vive encerrado. Ojalá esto marque un antes y un después”.
Las autoridades señalan a Omar “N” como probable responsable de al menos cinco asesinatos cometidos en tres ataques distintos, todos con un nivel de brutalidad que generó alarma entre los habitantes de Tultitlán. Además, se le investiga por su presunta participación en extorsiones, cobro de piso y agresiones armadas que buscaban mantener el control territorial de su grupo.