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COLUMNA DEL PSICÓLOGO
Por Pedro Linares Manuel
La temporada navideña es una de las épocas más emocionales del año, pero también una de las más peligrosas para nuestras finanzas.
Las compras impulsivas, los regalos de último momento, las cenas especiales y la presión social por “quedar bien” pueden desbalancear cualquier presupuesto. Desde la psicología financiera, entendemos que en diciembre no gastamos solo dinero: gastamos emociones.
Por eso, para ahorrar de manera inteligente, el primer paso es identificar qué emociones guían nuestros gastos.
EL PROPÓSITO
El gran error es creer que ahorrar en Navidad significa limitarse o “quedar mal”. El verdadero propósito es compartir y disfrutar, no endeudarse. Cuando compras desde la presión o la comparación pierdes el control financiero. En cambio, cuando decides gastar con intención, disfrutas sin culpa.
También es fundamental planificar. Tener un presupuesto para diciembre permite asignar conscientemente cuánto destinar a regalos, cenas, viajes y detalles. Esto reduce la ansiedad y evita compras improvisadas. Incluso puedes aplicar la regla del “70-20-10”: usar 70% para gastos festivos, 20% para ahorro y 10% para imprevistos.
Funciona muy bien reemplazar regalos costosos por experiencias o detalles significativos. Muchas veces, una carta o un momento especial tienen un impacto emocional mayor que un objeto caro. El ahorro inteligente no está en gastar menos, sino en dar mejor. La psicología financiera muestra que las personas recuerdan más la emoción que el precio del regalo.
Un caso es el de Clara y su familia, quienes cada diciembre terminaban endeudados. Establecieron un presupuesto común y un intercambio de regalos con límite de precio. Además, sustituyeron la cena costosa por una comida colaborativa. El resultado: gastaron menos, disfrutaron más y empezaron el año sin deudas. Para ellos, la Navidad recuperó su sentido.
AHORRAR EN NAVIDAD No significa renunciar a la celebración, sino hacerlo con claridad. Cuando tomas decisiones financieras conscientes, disfrutas la temporada con más paz y gratitud. La abundancia no se mide por la cantidad de regalos, sino por la calidad emocional de lo que compartes. Puedes leer y escuchar esta columna completa, además de mis libros en www.mentisnovatea.com
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