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Por Eduardo López Betancourt
ACTITUD INSOLENTE Y CÍNICA
Hasta el final de su lamentable paso por la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero exhibió una actitud insolente, una forma cínica de presionar a los Poderes de la Unión. Condicionó su renuncia al cargo a cambio de ser designado embajador; es decir, mostró un desprecio ominoso al advertir que solo abandonaría la Fiscalía si se le otorgaba dicho nombramiento. Resulta inadmisible ese proceder: no puede obligar a la presidenta de la República a designarlo diplomático, ni exigir a un País tan relevante como Alemania que lo acepte, especialmente cuando su historial está plagado de conductas cuestionables, incluso en perjuicio de ciudadanos alemanes.
Gertz debe permanecer en México para enfrentar los procesos que correspondan; bajo ningún argumento puede admitirse la impunidad. Es momento de demostrar que nadie puede imponer condiciones al Estado, como pretende hacerlo este oprobioso personaje. Nunca se había observado algo semejante. Basta escuchar su planteamiento: “Solo renuncio si me nombran embajador”. Una exigencia verdaderamente inmunda. Sin embargo, toda su trayectoria ha estado marcada por la corrupción. Son demasiados los afectados por sus decisiones perversas: inventó imputaciones, ordenó a jueces, magistrados e incluso ministros que se sometieran a sus caprichos; implementó un esquema de espionaje impropio de una nación democrática, y exhibió una crueldad sin límites. Nadie quedó a salvo de su persecución, ni siquiera su familia.
Gertz no debe ocupar la representación diplomática en Alemania; carece por completo de calidades éticas y profesionales. Sería inadmisible que un País aliado recibiera a alguien tan arbitrario, quien únicamente merece enfrentar los procedimientos legales correspondientes. En lo personal, desde hace dos décadas fui víctima de sus embates. Su salida de la Fiscalía General constituye un reconocimiento a la verdad y me infunde optimismo respecto al avance de la justicia en nuestro País.
La procuración de justicia tiene en la Fiscalía General de la República uno de sus pilares esenciales, institución creada para fortalecer la legalidad y sustentar la operación de todos los órganos jurídicos del Estado mexicano. Hoy existe un amplio beneplácito en el ámbito del derecho: diversas instituciones y, sin duda, una inmensa comunidad de abogados, celebran al unísono la salida de Gertz Manero, quien bajo ninguna circunstancia puede pretender imponer condiciones al gobierno de México, como evidentemente está intentando hacerlo.