55 lecturas
Por Lengua Larga
Mauricio Tabe volvió a hacer lo que mejor le sale: desaparecer. Anda peor que la Chimoltufia, que sí, que no, que ahora sí, que quién sabe… y al final, no fue. La gran tradición tabista: prometer presencia y entregar ausencia.
Quiso vender su plantón en el Congreso como acto de dignidad, como si fuera demasiado puro para los “circos políticos”. Pero no nos hagamos. No es dignidad.
Es miedo.
Del que te hace sudar frío cuando sabes que te traen bajo investigación por incitar al odio y mover hilos del bloque negro durante la marcha de la Generación Z.
Eso no lo borran ni sus comunicados llorosos, ni su pose de indignado profesional.
Eso pesa, y se le nota que le pesa demasiado.
Mientras él se escondía detrás de su propio eco, la silla que le correspondía se quedó igual de sola que su narrativa de víctima. Porque faltar a una mesa de trabajo no es rebeldía, ni protesta, ni postura política:
Es cobardía administrativa.
Y aquí está lo que más lo deja en evidencia: Alessandra Rojo de la Vega sí se presentó. Ella, con todo y que lo han querido envolver en la misma historia, tuvo más agallas, más carácter y más respeto por la ciudadanía que el mismísimo alcalde.
Llegó, habló y encaró.
Tabe, mientras tanto, eligió esconderse.
Pocas cosas describen mejor la diferencia entre alguien con convicción y alguien con miedo.
Porque hay que decirlo tal cual: el compromiso no era con la grilla, era con los miguelhidalguenses. Con esos que sí trabajan, que sí cumplen, que sí dan la cara aunque la cosa se ponga fea.
Tabe no pudo. No quiso. No se atrevió. Elija el verbo que quiera: todos lo exhiben por igual.
Su ausencia no fue un mensaje político. Fue una confesión involuntaria:
No controla la narrativa, no controla el momento y, lo más grave, no controla el miedo que lo gobierna.
Un alcalde que huye a una mesa de trabajo no es un líder.
Es un funcionario que ya entendió que cualquier pregunta es un riesgo, y cualquier presencia, un peligro.
Tabe no faltó por dignidad.
Faltó porque está aterrado.
Y se le nota.