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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Las heridas aún no cierran para las familias que perdieron a sus hijos dentro de hospitales públicos del Estado de México. El martes, madres y padres se reunieron frente a la Fiscalía mexiquense, en el municipio de Toluca, para exigir claridad y responsables.
La muerte de trece bebés por la presencia de la bacteria Klebsiella Oxytoca sigue sin resolverse, mientras las autoridades administrativas y sanitarias continúan ofreciendo respuestas insuficientes y tardías.
Con fotografías en mano y el dolor convertido en reclamo, los asistentes recordaron que sus hijos recibieron soluciones intravenosas que, de acuerdo con los dictámenes preliminares, estaban contaminadas.
Dichos insumos fueron administrados en áreas de neonatología que, según relatan, operaban con carencias, protocolos laxos y personal que minimizó los primeros signos del brote. “No fue un accidente. Fue negligencia acumulada por años”, expresó la madre de uno de los recién nacidos fallecidos.
La molestia también recae en los procedimientos institucionales. Las víctimas señalan que la investigación avanza sin ritmo y que la Fiscalía ha evitado informar con detalle sobre el origen exacto de la contaminación. La Secretaría de Salud estatal, por su parte, no ha transparentado cómo se adquirieron los insumos ni qué medidas se tomaron después del incidente. “Solo nos dicen que están revisando, pero nadie asume la responsabilidad”, denunció un padre.
Aunque se autorizó un acuerdo de reparación, solo la mitad de los afectados recibió apoyo, dejando a seis familias sin acompañamiento psicológico y sin respaldo legal. Los manifestantes insisten en que no buscan dinero, sino garantías de que esta tragedia no se repetirá y que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos u omisiones.
