Visitas
Un contingente de docentes de Chimalhuacán instaló un campamento de protesta frente al Palacio de Gobierno, exigiendo la regularización inmediata de escuelas.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El miércoles Toluca amaneció con un plantón que ya se perfila para durar días, sobre la avenida Lerdo de Tejada, decenas de maestros de distintos barrios de Chimalhuacán, colocaron casas de campaña, lonas y mesas improvisadas para visibilizar lo que llaman “el colapso silencioso” de su sistema educativo.
Lo que comenzó como una marcha, terminó con un campamento instalado frente al Palacio de Gobierno, al considerar agotados todos los procedimientos que durante dieciocho meses no lograron destrabar la regularización de sus escuelas.
Entre mantas y altavoces, los profesores señalan que sus planteles sobreviven en un vacío administrativo que afecta directamente a miles de niños.
Aulas convertidas en bodegas que ahora funcionan como salones, grupos de más de cuarenta estudiantes y docentes que llevan años trabajando sin un nombramiento oficial son parte del diagnóstico que intentan entregar, una vez más, a las autoridades estatales.
“Ya no podemos permitir que sigan ignorándonos”, expresó la profesora Rosa Valverde, quien atiende un grupo de quinto grado en aulas adaptadas con tabiques rotos y techos de lámina. “Lo más triste es explicar a los padres que no tenemos turno reconocido, ni personal suficiente, ni mobiliario digno. Y a nadie parece importarle”.
Los manifestantes representan a centros como la Salvador Díaz Mirón, el Centro Educativo Darío Paul Ausberg y el Emiliano Zapata, todos atrapados en trámites que nunca avanzan. Según relatan, funcionarios han acudido a verificar las condiciones, pero las visitas terminan en minutas que se archivan sin acciones concretas. Para los docentes, la reciente gira del Secretario de Educación por otras zonas del municipio en la que entregó mobiliario sin atender sus compromisos previos fue el golpe definitivo.
Vecinos que acompañan la protesta también han mostrado su descontento. “Nuestros hijos estudian en espacios que no son dignos. ¿Cómo quieren buenas calificaciones si ni siquiera hay sillas suficientes?”, cuestionó la señora Maribel Torres, madre de dos alumnos.
