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Enfrentan un deterioro acelerado en la atención médica pública, con centros sin personal suficiente, instalaciones deterioradas y carencia de medicamentos
Mario López
REDACCIÓN
En el municipio de La Paz, gobernado por Martha Guerrero, la crisis en materia de salud pública se ha convertido en uno de los reclamos más constantes de la ciudadanía, que responsabiliza en buena medida al gobierno municipal por la falta de infraestructura, atención y acciones preventivas.
Aunque la prestación de servicios de salud es un ámbito compartido entre los gobiernos federal y estatal, vecinos y organizaciones comunitarias insisten en que la autoridad local ha sido omisa en garantizar condiciones mínimas para que la población reciba atención digna.
Estudios recientes destacan que este 2025, los habitantes señalan que el municipio no ha impulsado políticas efectivas de mantenimiento, ampliación o gestión de centros de salud, muchos de los cuales operan con equipo insuficiente, espacios deteriorados y falta de medicamentos básicos.
A esto se suma la inexistencia de campañas municipales permanentes de prevención, detección o educación en salud pública, lo que deja a miles de familias sin orientación ante enfermedades respiratorias, crónico-degenerativas o riesgos sanitarios estacionales.
Otro punto que genera inconformidad es la falta de coordinación del gobierno municipal para gestionar más personal médico o unidades móviles en colonias periféricas, donde el acceso es limitado. Los habitantes aseguran que en varias zonas los centros de salud cierran temprano, no tienen doctores suficientes o carecen de insumos para atender situaciones urgentes, lo que obliga a trasladarse a otros municipios o a clínicas privadas que muchos no pueden costear.
Las denuncias vecinales también señalan que el municipio no ha atendido las condiciones del entorno urbano que impactan directamente en la salud, como la acumulación de basura, la proliferación de plagas y la presencia de zonas insalubres derivadas del drenaje deficiente. La falta de acciones contundentes refuerza la percepción de abandono institucional.
