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Por Ricardo Sevilla
La desinformación es el caldo de cultivo preferido de la derecha.
E impacta, principalmente, en los jóvenes que, por marginación o por desidia, no están politizados.
Los ideólogos de la derecha saben que una formación sólida enseña a dudar y a contrastar diferentes puntos de vista. Y entienden que, sin este hábito, los jóvenes tienden a aceptar la primera información que empata con sus emociones o la que les llega a través de sus círculos sociales.
La derecha sabe que es más fácil polarizar por el miedo que unificar por la razón.
Los promotores de la autodenominada marcha de la generación Z entienden que la adolescencia y la juventud son etapas de búsqueda de identidad. Lo saben y pretenden utilizarlo para encausar sus propios intereses.
Infelizmente, el discurso de odio a menudo ofrece respuestas sencillas a problemas complejos, un enemigo claro (chivo expiatorio) y un sentido de pertenencia a un grupo con una causa o ideología fuerte.
Quienes promueven el odio y la desinformación a menudo utilizan estrategias como la instrumentalización de estereotipos para obtener el máximo provecho de esta confluencia negativa.
Sin embargo, los jóvenes, a quienes un puñado de comentócratas han subestimado, saben perfectamente que la movilización de hoy es una estrategia digital articulada, donde han participado de bots, influencers, y políticos de oposición.
Es más, los jóvenes saben que detrás de esta “marcha” asoman las garras del polémico empresario Ricardo Salinas Pliego.
La auténtica Generación Z, jóvenes menores de 27 o 28 años, saben que aquí hay gato encerrado, como dice el dicho. Y,
Por lo mismo, no se dejan engañar con facilidad.
Y le digo algo más: la desidia política de los jóvenes es la invitación abierta al oportunismo ideológico.
¿Y sabe por qué? Porque la desinformación no es un error; es la táctica preferida de quien teme al debate de ideas.
Seamos tajantes: la verdadera movilización hoy se financia con millones de pesos, no con miles de convicciones.