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Por Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez
Es curioso que estando a unas hora de que la Corte decida el futuro de Ricardo Salinas Pliego, la andanada de cuentas pagadas que permanecieron “dormidas” desde que Xochitl Gálvez perdiera estrepitosamente las elecciones se han activado para atacar con voracidad cualquier argumento; hablan de los “millones de empleados” que quedarían en la calle, pero no dicen que el 90% son empleados sin contrato, temporales o por proyecto que no cuentan con seguridad social ni beneficios contractuales; hablan de los “créditos baratos”, otra ilusión con la misma estrategia utilizada para los “abonos chiquitos”, con deudas que se vuelven impagables porque ascienden hasta un 300% del monto original y un total desconocimiento de la Ley de Quiebra, que protege a los empleados que están bajo contrato. Las patadas de ahogado del “empresario”, han ido hasta a convocar a jóvenes para “luchar por la libertad” en un discurso franco y abierto que contradice la carencia de libertades que pregona y que, sin embargo, no dudaría en mandar al cadalso a la gente que convoca.
Ninguna quiebra es buena ni deseable para un país, pero no se puede seguir manteniendo, como en sexenios anteriores a aquellos que se enriquecen con el dinero del pueblo. Un empresario que compró una concesión con crédito “a la palabra” por parte de Raúl Salinas, que para equipar su empresa, además de robarse empleados de Televisa, principalmente técnicos, los impulsó a “traer su equipo”, cuando el equipo era de Televisa ¿quién perdió entonces?, los empleados que sustrajeron equipo porque Salinas nunca fue imputado porque la gente es lo que menos le importa.
Como él, aún hay más de 3, billones (con b) 98 mil 372.1 pesos en créditos dados a grandes corporativos como refresqueras, mineras, manufactureras y varias más que a partir del jueves tendrán que poner sus barbas a remojar. Se acabaron los tiempos de favorecer a los empresarios en detrimento del pueblo, perdonar deudas y recapitalizar empresas quebradas.
No son derechos adquiridos, no puede haber otro FOBAPROA, que terminaremos de pagar en 2050. Salinas Pliego no es el único pero sí el mayor y más ruidoso de los deudores, por eso, junto con él, muchos se opusieron a la reforma al Poder Judicial, a ellos no les interesamos ni usted ni yo, sino seguir conservando su estatus, fortuna y privilegios a costa del erario. ¡Se acabó!