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Cansados de la indiferencia de las autoridades, familiares de personas desaparecidas bloquearon la autopista a la altura de Ocoyoacac rumbo a la CDMX
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La mañana del jueves, la autopista México–Toluca se convirtió en un punto de resistencia y repudio hacia las autoridades. Bajo el humo espeso de neumáticos ardiendo y el eco de consignas de dolor, decenas de familiares de personas desaparecidas ocuparon un carril de la vía a la altura de Ocoyoacac, donde colocaron mantas y fotografías que, como testigos mudos, narran años de búsqueda y frustración.
El motivo inmediato de la protesta fue la desaparición de José Jesús Carbajal García, un hombre de 54 años cuyo paradero se desconoce desde el 22 de agosto, cuando salió de su casa en Cacalomacán. Su hermana, María Carbajal, explicó que la falta de avances los obligó a salir a las calles.
“Nos cansamos de esperar respuestas que nunca llegan. Hemos tocado puertas, entregado oficios, ido a Toluca una y otra vez, pero todo sigue igual. Hoy estamos aquí porque el silencio de las autoridades también duele”, expresó con la voz quebrada, sosteniendo la foto de su hermano.
Integrantes del colectivo Flores en el Corazón, que agrupa a decenas de familias con casos activos de desaparición, respaldaron la manifestación. “La Fiscalía tiene expedientes guardados como si fueran papeles sin valor. Cada uno representa una vida, una familia rota. Si no hay resultados, habrá bloqueos, habrá más voces en la calle. No podemos seguir enterrando la esperanza”, declaró Laura Torres, vocera del grupo, mientras aseguraban los neumáticos al asfalto.
A unos metros, los automovilistas enfrentaban su propio calvario. Entre el humo y el embotellamiento, algunos optaron por regresar o estacionarse sobre los acotamientos. Otros simplemente esperaban.
“Estoy aquí desde las nueve de la mañana. Ya perdí una entrega y el jefe me va a descontar el día. Entiendo su causa, pero esto no soluciona nada, solo genera más enojo”, reclamó Fernando Rojas, conductor de una camioneta de reparto.
Las filas de vehículos se extendían por varios kilómetros y, pese al despliegue de elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, no hubo intentos de desalojo. Los uniformados se mantuvieron a distancia, atentos a que la tensión no escalara.
