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- Desde Palacio mandataria, habló como mujer, como madre y como mexicana
- Una mañanera feminista que defiende el derecho a caminar libres
- Reconoce a Fátima Bosch: “Ejemplo de dignidad”
Juan R. Hernández
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.– La mañanera de este miércoles tuvo un tono distinto. No fue una conferencia de rutina, sino una mañanera con rostro de mujer, con la voz de una presidenta que habló no desde el poder, sino desde la experiencia de millones: el acoso.
Claudia Sheinbaum apareció serena, con la compostura que la caracteriza, pero con la mirada encendida. Relató, sin dramatismos, el episodio que vivió el martes cuando un hombre, visiblemente alcoholizado, la violentó mientras caminaba rumbo a la Secretaría de Educación Pública. “Si esto le hacen a la Presidenta, ¿qué va a pasar con todas las jóvenes mujeres en nuestro país?”, preguntó con firmeza, marcando un silencio en la sala.
Anunció que presentó una denuncia ante la Fiscalía capitalina. Lo hizo —dijo— no sólo por ella, sino por todas las mexicanas que, a diario, enfrentan lo mismo sin cámaras, sin escoltas, sin justicia. “Si no presento denuncia, ¿en qué condición se quedan todas las mujeres?”, reflexionó.
No cambiará su seguridad, insistió. “Vamos a seguir como hasta ahora. No me voy a encerrar en una camioneta. No podemos aislarnos de la gente”. Detrás de esa decisión late su sello político: cercanía sin miedo. Pero también, un mensaje de resistencia: el acoso no puede expulsar a las mujeres del espacio público.
Sheinbaum recordó que, como millones, también ha sido víctima antes: “Viví acoso cuando era niña, a los 12 años, en el transporte”.
Ahora, desde Palacio Nacional, instruyó a la secretaria de la Mujer, Citlalli Hernández, a emprender una campaña nacional para visibilizar y denunciar el acoso, y revisar en qué estados aún no es delito penal. “El acoso es un delito. Ningún hombre tiene derecho a vulnerar el espacio personal de una mujer”, subrayó.
La conferencia se tornó entonces en una tribuna de dignidad. Sheinbaum condenó que algunos medios reprodujeran imágenes del momento en que fue acosada. “Eso es revictimización, y también es un delito. Hay límites éticos y humanos que no deben cruzarse”, reprochó.
Y en ese tono de sororidad extendió su reconocimiento a Fátima Bosch, la tabasqueña que defendió con entereza a México, y a las mujeres en Miss Universo. “Ella vive una agresión y muy dignamente dice: ‘no estoy de acuerdo’. Es un ejemplo de cómo las mujeres debemos levantar la voz”, celebró la presidenta.
Sonriente, evocó una frase que alguna vez le dijeron: “Calladita te ves más bonita”. Luego, con ironía y orgullo, replicó: “No. Las mujeres nos vemos más bonitas cuando alzamos la voz”.
Fue una mañanera distinta: sin cifras ni decretos, pero cargada de simbolismo. Una mañana donde la jefa de Estado, habló como mujer, como madre, como mexicana. Y su mensaje resonó más allá del Salón Tesorería: No hay transformación sin igualdad, ni justicia y sin respeto.
