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Lo que fue un Pueblo Mágico está en caos, reflejando la fragilidad institucional de un municipio sin liderazgo y con una ciudadanía al borde de la revuelta
REDACCIÓN
La ingobernabilidad se apoderó del municipio de El Oro, lo que en 2021 fue celebrado como una victoria electoral con tintes de esperanza, hoy se ha convertido en un escenario de descomposición institucional.
La presidenta municipal, Juana Elizabeth Díaz Peñaloza, lleva once meses ausente del cargo y, según versiones de los propios funcionarios, despacha desde Toluca, lejos de las calles donde la basura se acumula y el enojo ciudadano crece cada día.
El abandono administrativo ha provocado la suspensión de servicios esenciales. La recolección de residuos está detenida desde hace más de tres meses, y el suministro de agua es irregular en la mayoría de las colonias. Las calles, antes orgullo del turismo local, ahora lucen cubiertas de desechos, mientras las fuentes y parques emblemáticos permanecen descuidados.
Con ello durante la jornada del miércoles la desesperación de la población alcanzó niveles inéditos, cientos de habitantes llevaron montones de basura hasta la explanada municipal, creando un “muro” de desperdicios frente al palacio.

A la par el grupo de ciudadanos amarró simbólicamente a cuatro funcionarios municipales, acusándolos de corrupción y negligencia. Bajo presión pública, el director de Servicios Públicos, José Luis Valente Díaz Montellano, se vio obligado a firmar su renuncia, luego de intentar evadir la responsabilidad mediante documentos alterados.
Regidores de distintos partidos han roto comunicación con la alcaldesa y formalizaron ante el Congreso mexiquense una solicitud de destitución, alegando incapacidad para gobernar y uso irregular de los recursos municipales.
Mientras tanto, los trámites administrativos están detenidos y la inseguridad se ha incrementado. Funcionarios temen ingresar al palacio municipal ante las constantes amenazas de linchamiento y el hartazgo social que domina el ambiente.
