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Bajo la administración del alcalde Miguel Ángel Ramírez Ponce, el municipio enfrenta un desarrollo urbano desbordado y una evidente falta de planeación
MARIO LÓPEZ
GRUPO CANTÓN
En lo que va del año, el municipio de Lerma, gobernado en reelección por el edil Miguel Ángel Ramírez Ponce, se ha convertido en uno de los de mayor presión urbana en el Valle de Toluca. La ausencia de una política de desarrollo urbano eficiente amenaza con poner en riesgo a miles de familias.
El crecimiento desordenado, impulsado por nuevos fraccionamientos y la expansión industrial, ha provocado una crisis ambiental y social. La escasez de agua, la contaminación del río Lerma y la congestión vehicular son ahora parte de la vida diaria de los habitantes.
De acuerdo con datos del Instituto de Información e Investigación Geográfica, Estadística y Catastral del Estado de México (IGECEM), la población del municipio creció más de 40% en la última década, mientras que la infraestructura hidráulica apenas se amplió un 10 %.
El aumento de parques industriales como los de El Cerrillo y la zona de Xonacatlán ha incrementado el consumo de agua subterránea y la generación de residuos. Habitantes de comunidades como Santa María Atarasquillo, San Pedro Tultepec y Xochicuautla denuncian que los nuevos fraccionamientos carecen de drenaje adecuado y que la basura se acumula por días.
“El agua llega solo tres veces por semana y, cuando cae, está turbia”, señala Teresa Díaz, vecina de Tultepec. Ambientalistas advierten que el cauce del río Lerma recibe descargas industriales sin tratamiento suficiente, afectando los cultivos y los pozos de riego.
En materia de movilidad, Lerma enfrenta un tráfico crónico en vialidades como la carretera Toluca–Naucalpan y el bulevar Aeropuerto. El parque vehicular aumentó más de 30 % desde 2020, según datos del INEGI, pero las obras de infraestructura vial no han avanzado al mismo ritmo.
Mientras la inversión privada continúa creciendo, la falta de planeación urbana mantiene en riesgo la sustentabilidad del municipio. Vecinos y expertos coinciden: Lerma se expande, pero sin un rumbo claro.
