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- Epigmenio Ibarra registra cada gesto presidencial
- Sistema de alerta protegerá a los alcaldes
- Reconstruir desde abajo con educación, seguridad y desarrollo
Juan R. Hernández
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- El ambiente en Palacio Nacional aún cargaba los ecos del luto. El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, pesaba en el aire, y el tono grave de los reporteros contrastaba con el brillo de los reflectores que aguardaban a la presidenta. Sin embargo, Claudia Sheinbaum apareció con otro semblante: el de la firmeza y la esperanza. Su propósito era claro —anunciar un plan integral de paz y desarrollo para Michoacán—, y con ello intentar cambiar el guion de la tragedia por el de la reconstrucción.
Mientras la mandataria tomaba la palabra, un personaje comenzó a llamar la atención en los pasillos del Salón Tesorería. El productor Epigmenio Ibarra, cámara en mano, se movía entre filas de periodistas registrando cada gesto, cada apunte, cada murmullo.
“Aguas, que te van a cachar dormido”, bromeaban algunos reporteros entre risas nerviosas, mientras otros miraban de reojo al cineasta, intrigados por el propósito de su registro. El ambiente se mezclaba entre la solemnidad y la curiosidad.
“Se hará justicia”, aseguró Sheinbaum al iniciar su mensaje. Anunció el envío de más elementos federales a Uruapan y presentó su Plan de Paz y Seguridad para Michoacán, articulado en tres ejes: educación, seguridad y desarrollo económico.
Dijo que recorrerá las comunidades para construirlo “desde abajo”, escuchando a las víctimas y a las autoridades locales.
Entre las medidas destacó el fortalecimiento de la Fiscalía estatal, la creación de una oficina presidencial en Uruapan, mesas quincenales de seguridad y un sistema de alerta para alcaldes. En el ámbito económico, prometió seguridad social y salarios justos a jornaleros agrícolas, inversión en infraestructura rural y convenios productivos que impulsen polos de bienestar.
El tercer eje —educación y cultura para la paz— contempla escuelas, becas para jóvenes, programas deportivos y artísticos, y un festival anual de voces michoacanas. “Hay que atender las causas, no sólo las consecuencias”, subrayó.
Sheinbaum advirtió que no habrá intervención militar extranjera y que el acuerdo con Estados Unidos respeta la soberanía nacional. “Michoacán necesita justicia, pero también dignidad”, concluyó, mientras las cámaras de Epigmenio seguían captando —como testigo silencioso— la mañana en que el dolor quiso transformarse en esperanza.
