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GUSTAVO INFANTE CUEVAS
En la noche del 25 de octubre de 2025, en el O2 Arena de Londres, Fabio Wardley no solo cumplió con las expectativas: las pulverizó. El británico, ahora con récord de 20-0-1 (19 KOs), se levantó de un inicio complicado para noquear a Joseph Parker en el round 11 y ganarse el derecho de retar al campeón indiscutido, Oleksandr Usyk.
Durante diez asaltos, Parker dictó el ritmo. Su jab era preciso, su movilidad impecable, y las tarjetas parecían estar de su lado. Pero Wardley jamás perdió la fe. Apretó el paso, esperó su momento y lo encontró con una derecha demoledora que cambió el destino de la pelea. En el round 11, lo acorraló contra las cuerdas y desató una tormenta de golpes que obligó al réferi a detener el combate a los 1:54.
Con ese triunfo, Wardley se convierte en el retador obligatorio del hombre más técnico del planeta, Oleksandr Usyk. “Usyk, estoy llegando”, gritó al micrófono, con el público rugiendo detrás. Parker, herido en el orgullo, protestó la detención, pero la historia ya estaba escrita.
Wardley no solo ganó una pelea: conquistó su narrativa. Pasó de ser el chico subestimado a convertirse en una amenaza real. Si Usyk lo subestima, puede pagar el precio. Porque Wardley ya demostró que, en el peso pesado, un solo golpe puede reescribir la historia.
