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Por Miguel García Conejo
@kurt2767
La acción tomada por la Fiscalía de Justicia con el cierre de más de 200 puntos donde presumiblemente se extraía de forma ilegal agua, para después venderse hasta 60 % más cara de su precio, podría ser sólo la punta del Iceberg en un tema que trata (todavía) de ocultarse, pero que expone la situación actual de la industria del agua.
En la última década, en nuestro país han crecido de manera incesante, distribuidoras de agua purificada, espacios que, aprovechando el vacío legal para vender este recurso de manera sencilla, pero también con jugosas ganancias, oferta a las familias el líquido sin ningún reparo.
Le sigue la distribución incesante de pipas de agua que se ofertan: “a bajos costos” para espacios donde no llega el agua, es decir, mostrando el valor de este recurso.
También por décadas comunidades, han denunciado el saqueo de sus manantiales y pozos por parte de la industria, que se hace millonaria sin pagar o desembolsando recursos de forma mínima ante ello, y ante el agotamiento de estos espacios.
El segundo paso de este saqueo, es el agua que llega a las casas y hogares, y mucho más grave el agua que consumimos. Todo esto es sólo el inicio o la punta de Iceberg de la corrosiva industria del agua, que urge regularizarse para poner candados a fin de que este tipo de abusos, no se repita.
