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Entre los peor evaluados figuran Felipe Arvizu, de Ixtapaluca; Xóchitl Flores, de Chimalhuacán, y Alan Velasco, de Chalco, habitantes acusan un grave abandono
Diego Raya
GRUPO CANTÓN
De entre los presidentes municipales con menor aprobación del Estado de México, a la cabeza aparecen aquellos pertenecientes al oficialismo, es decir, a Morena. Tal es el caso de Alan Velasco Agüero, Xóchitl Flores y Felipe Arvizu de la Cruz, con porcentajes de aprobación entre el 18.8% y el 28.3%.
En el caso del presidente municipal de Ixtapaluca, Felipe Arvizu de la Cruz, se posicionó como uno de los gobernantes peor calificados en materia de aprobación, con apenas un 18.8% del visto bueno obtenido. El presidente municipal pertenece a Morena.
Por otro lado, la presidenta municipal Xóchitl Flores, encargada del municipio de Chimalhuacán, se localizó en el segundo lugar de los peor evaluados, con un total del 27.9% obtenido, es decir, ni un tercio de aprobación ciudadana. Flores también forma parte del oficialismo.

En la misma tesitura, el presidente municipal de Chalco Solidaridad, Alan Velasco Agüero, alcanzó un 28.3% de la aprobación ciudadana, según la información de Massive Caller. Empero, aunque Velasco también pertenece a Morena, hay otros presidentes municipales que se encuentran en el ranking de los peor evaluados y pertenecen a la oposición. Tal es el caso de Pedro Rodríguez Villegas, encargado del municipio de Atizapán, quien apenas alcanzó un 28.7% de aprobación.
El ejercicio estadístico ejecutado por otra casa encuestadora, Rubrum, explicó que hay panistas que lideran el ranking de los presidentes mejor evaluados por la ciudadana. Lo anterior es el caso de mandatarios de los municipios de Huixquilucan, Metepec, y Atizapán, con rangos de aprobación cercanos al 70%.
La queja es unánime: existe una percepción generalizada de abandono y una brecha enorme entre las promesas de campaña y la realidad de una gestión que no llega a resolver los problemas más básicos de la población.
El descontento no es solo con un partido, sino con la incapacidad palpable de sus gobernantes para mejorar la calidad de vida diaria.
