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Por Juan R. Hernández
Pues ya comenzaron los jaloneos por la posición que hoy ocupa el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Rafael Guerra, quien anda muy activo en el cabildeo, reuniéndose con unos y otros para asegurar la continuidad. Hasta ahora podría decirse que lleva cierta ventaja, pero la realidad es que apenas se definan los tiempos comenzarán los destapes, y todo apunta a que la mayoría de aspirantes serán juezas y magistradas.
En el Congreso capitalino, varias voces consideran que un relevo sería sano, sin demeritar el trabajo realizado por Guerra, mientras que dentro del tribunal hay quienes apuestan por su reelección bajo el argumento de que es el único capaz de mantener la gobernabilidad en tiempos de tantas reformas. La narrativa de la experiencia contra la del cambio.
Sin embargo, en esta segunda etapa de la 4T no ha caído bien la versión de que Guerra tendría el visto bueno del Gobierno Federal y Local, pues va en contra de tres banderas políticas que hoy resultan sensibles: la no reelección, el piso parejo y el tiempo de mujeres. Dicho de otra manera: Guerra tiene derecho a levantar la mano, pero la moneda sigue en el aire.
Mientras tanto, en otro frente, el Congreso capitalino abrió debate sobre un tema que a simple vista parece menor, pero que toca la vida cotidiana de miles de ciudadanos: los autos abandonados. El diputado Israel Moreno puso el dedo en la llaga al recordar que ya suman más de 30 mil vehículos en estas condiciones. De enero a junio de 2025, la SSC retiró apenas dos mil 16 autos, con Iztapalapa a la cabeza. Cifra importante, sí, pero claramente insuficiente frente a la magnitud del problema.
El abandono vehicular no solo afea la ciudad: también genera contaminación, inseguridad y burocracia. Para mover un automóvil al corralón se requiere un procedimiento lento y engorroso. La propuesta del legislador es interesante: establecer apercibimientos acumulativos, de modo que tras tres advertencias se proceda automáticamente a la remisión con su respectiva sanción. Una medida simple, pero que podría dar resultados más rápidos que las actuales.
