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Cinco presidentes municipales acumulan reclamos ciudadanos por incumplimiento de compromisos, servicios públicos deficientes y falta de seguridad
Redacción
Grupo Cantón
Durante 2025, varios presidentes municipales del Estado de México han sido objeto de fuertes reclamos por parte de la ciudadanía, debido al incumplimiento de compromisos de campaña, deficiencias en servicios públicos y una creciente percepción de abandono institucional.
A pesar de haber llegado al poder con discursos de transformación, muchos alcaldes enfrentan hoy una crisis de credibilidad.
En Chimalhuacán, la alcaldesa Xóchitl Flores Jiménez prometió un modelo de gobierno renovado, pero los datos muestran lo contrario. La percepción de inseguridad pasó de 80.6% a 86% según la ENSU, mientras vecinos de colonias como San Lorenzo y Acuitlapilco denuncian calles sin alumbrado, basura acumulada y escasa presencia policial.

En Toluca, el alcalde Ricardo Moreno Bastida ha sido criticado por el deterioro de la infraestructura urbana y el alza en delitos. Habitantes reportan abandono en colonias populares, falta de mantenimiento en vialidades y una gestión opaca en el uso de recursos públicos.

Cuautitlán Izcalli, gobernado por Luis Daniel Serrano Palacios, también figura entre los municipios con mayor inconformidad vecinal. A pesar de haber prometido renovación política, su administración ha sido señalada por obras inconclusas, patrullajes insuficientes y cortes de agua sin previo aviso. Colonias como Infonavit Norte y Jardines de la Hacienda reportan luminarias fundidas y aumento en robos a casa habitación.

En Cuautitlán, la alcaldesa Juana Carrillo Luna enfrenta una aprobación ciudadana de apenas 41.2%, según encuestas de Gobernarte. Las quejas se centran en la falta de atención a zonas marginadas, escasa inversión en seguridad y una débil presencia institucional.

Por su parte, Naucalpan, bajo la gestión de Isaac Montoya Márquez, ha sido señalado por la falta de coordinación en seguridad y servicios básicos. Aunque no figura entre los peores evaluados, la presión ciudadana por resultados concretos va en aumento.

Estos casos reflejan un patrón de promesas incumplidas, falta de transparencia y desconexión con las necesidades reales de la población. La ciudadanía exige resultados, no discursos, y los alcaldes mexiquenses enfrentan el reto de revertir el desencanto antes de que se traduzca en ruptura política.
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