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Especialistas en seguridad han señalado que, sin canales efectivos para resolver diferencias, los problemas derivan en agresiones desproporcionadas
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La tranquilidad de la colonia Bergel se rompió de manera abrupta cuando una disputa aparentemente menor entre vecinos se transformó en un violento episodio con armas de fuego que dejó a cuatro personas heridas de gravedad.
De acuerdo con testimonios, el conflicto inició cuando un vecino lanzó pintura sobre el automóvil de una familia de la zona. Lo que en principio parecía una discusión por daños materiales pronto escaló a insultos, empujones y golpes. La confrontación parecía haber terminado con la retirada del responsable, pero éste regresó poco después, armado y dispuesto a cobrar venganza.
Los disparos resonaron en las calles estrechas del barrio, sembrando pánico entre los residentes que se refugiaron como pudieron dentro de sus casas. Cuatro personas cayeron heridas por los impactos y tuvieron que ser trasladadas de urgencia a distintos hospitales.

La rápida movilización de la policía municipal y estatal evitó una tragedia mayor. Elementos de seguridad lograron detener al presunto agresor, quien fue presentado ante el Ministerio Público para iniciar la carpeta de investigación correspondiente.
Según fuentes cercanas al caso, enfrentará cargos por lesiones con arma de fuego y alteración del orden público.
El miedo, sin embargo, persiste entre los vecinos. “Vivimos con zozobra, ya no se puede ni discutir sin que terminen sacando un arma. Esto es un infierno para nuestras familias”, declaró doña Patricia, vecina de la zona. Otro residente, que pidió reservar su nombre, señaló: “Es increíble que por un pleito tan tonto se llegue a disparar contra la gente. Necesitamos presencia policial, porque la colonia está abandonada”.
La indignación se acompaña de un sentimiento de vulnerabilidad generalizada. Padres de familia externaron su preocupación por que las calles de Bergel se han vuelto un espacio peligroso incluso para los menores que juegan afuera. “Nuestros hijos ya no pueden salir tranquilos. Queremos paz y respeto entre vecinos, no más sangre”, comentó un padre de familia durante la noche posterior al ataque.
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