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El alcalde arremetió contra un supuesto “cártel inmobiliario” y contra opositores, críticos y periodistas, mientras la demarcación sigue hundida en problemas graves
Por Mario López
GRUPO CANTÓN
En un extenso posicionamiento público, el presidente municipal de Naucalpan, Isaac Montoya reiteró que su administración representa “la política con dignidad” y lanzó acusaciones contra lo que denominó un “cártel inmobiliario”, al que señaló de haber utilizado los permisos de construcción como negocio mediante cuotas y prebendas.
El edil sostuvo que su gobierno se rige bajo los principios del “humanismo mexicano” y que su compromiso tiene raíces familiares, evocando la memoria de su padre y abuelo. Sin embargo, su mensaje se centró más en las descalificaciones hacia opositores, críticos y periodistas, a quienes acusó de carecer de sustento ético y de responder a intereses de grupos de poder.
Montoya insistió en que la oposición reproduce prácticas corruptas como el nepotismo y la intimidación, pero al mismo tiempo evitó precisar los avances tangibles de su administración en rubros prioritarios como servicios públicos, agua, seguridad y movilidad, que continúan siendo los principales reclamos ciudadanos en Naucalpan.
Otro aspecto cuestionable fue su recurso al respaldo político de la presidenta Claudia Sheinbaum como escudo frente a las críticas, dejando en segundo plano la obligación de rendición de cuentas ante la población naucalpense. Analistas locales subrayan que, si bien la lealtad a un proyecto nacional fortalece su narrativa, no sustituye las respuestas concretas que exige la ciudadanía.
Aunque Montoya afirma que su gobierno ha marcado un cambio histórico en el municipio, la realidad muestra una brecha con su discurso. Persisten denuncias vecinales por inseguridad, deficiencias en recolección de basura, baches y desorden urbano. Su estrategia de comunicación parece apostar más a la confrontación política y al señalamiento del pasado que a presentar un proyecto sólido con resultados verificables.
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