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Vecinos del Cerro del Murciélago, en Zinacantepec, denuncian un basurero que opera desde hace más de una década sin intervención municipal, acusan al alcalde
Por Mario López
GRUPO CANTÓN
Vecinos del Cerro del Murciélago, en Zinacantepec, denuncian la existencia de un “tiradero clandestino” en un predio baldío que durante años fue objeto de explotación de piedra roja.
De acuerdo con la comunidad desde hace más de una década, esa zona ha permanecido como punto de descarga de basura, incluyendo residuos industriales, tales como plásticos, llantas, metales y orgánicos, lo que ha derivado en una especie de “cascada de desechos” que no cuenta con regulación ni control ambiental.
A pesar de que los vecinos ya han presentado quejas repetidamente, tanto a lo largo de la administración actual como en gobiernos anteriores, no se ha observado ninguna intervención oficial para realizar labores de limpieza, regular los tiraderos o retirar la basura acumulada.
Esto ha generado focos de infección, proliferación de roedores y fauna nociva como perros y ratas.
En ese sentido, el presidente municipal Manuel Vilchis Viveros, ha sido señalado por su “evidente’ omisión y falta de respuesta. Pese a las constantes gestiones de los habitantes y la visibilidad que el caso ha tenido en medios locales, el entorno sigue en abandono.
No se han implementado programas de saneamiento, monitoreo ambiental ni sanciones a quienes depositan los desechos – y tampoco acciones de restauración del sitio, tras la extracción histórica de piedra roja-, lo que evidencia una indiferencia gubernamental ante una problemática que afecta directamente la salud, el entorno y la calidad de vida en la comunidad.
De acuerdo con vecinos, en el tiradero clandestino del Cerro del Murciélago, se llegan a observar diariamente camiones de volteo y camionetas que descargan basura sin que exista ningún tipo de vigilancia municipal.
Lo más grave, señalan, es que entre los desechos también se han detectado restos de construcción y residuos peligrosos, lo cual representa un riesgo directo de contaminación del suelo y de los mantos acuíferos que abastecen a comunidades cercanas como San Cristóbal Tecolotepec y San Antonio Acahualco.
Pese a ello, las autoridades locales no han desplegado operativos de inspección ni han colocado señalización que restrinja el acceso a los responsables de este daño ambiental.
El abandono del Cerro del Murciélago contrasta con el hecho de que esta zona es considerada un pulmón natural del municipio y forma parte de los espacios de recarga hídrica para la región poniente del Valle de Toluca.
Ambientalistas han advertido que, de continuar la acumulación de desechos y el saqueo de piedra roja, el cerro podría enfrentar un deterioro irreversible, afectando la biodiversidad y acelerando la erosión.
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