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Vecinos dudan de la utilidad del sistema, al considerar que las soluciones tecnológicas no sustituyen patrullajes, alumbrado y atención inmediata de la policía
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Con la meta de responder a la violencia de género en un municipio que carga con dos alertas por feminicidio y desapariciones, el gobierno de Valle de Chalco, inició la instalación de 119 “Alarmas Moradas” en colonias consideradas de mayor riesgo.
El proyecto, que combina cámaras de videovigilancia con un sistema de notificaciones a través de la aplicación “Tuya Smart”, fue presentado como un avance en la protección de las mujeres.
Las primeras alarmas fueron activadas en la colonia El Triunfo y la Unidad Habitacional Geovilla, La Asunción.
Según la Coordinadora de Empoderamiento de la Mujer, Diana Monroy, cada dispositivo podrá vincularse con hasta 30 vecinos mediante la app y enviará un enlace de WhatsApp para reportar emergencias. Aseguró que el programa busca “crear comunidad y responder en red” a situaciones de acoso o agresiones.
Pero entre los habitantes el anuncio despertó más dudas que confianza. “¿De qué sirve una alarma si la patrulla llega media hora después? Nos quieren vender espejitos”, reclamó Ana López, vecina de Geovillas.
Otros señalaron la dependencia del sistema a la conectividad en una demarcación donde las fallas de internet son comunes. “Aquí hasta el WhatsApp se cae, ¿cómo van a confiar en que eso nos salve la vida?”, expresó Roberto Mendoza, trabajador de la zona.
La presidenta del DIF municipal, Carolina Olivares, defendió la medida señalando que “las mujeres deben caminar tranquilas porque trabajan, estudian y crían a sus hijos”.
Sin embargo, residentes recuerdan que la inseguridad no solo es tecnológica: faltan luminarias, rondines constantes y policías capacitados. “Se gastan en pantallas y apps cuando deberían invertir en refugios o contratar más elementos mujeres”, cuestionó Ricardo Morales, vecino con 15 años en Valle de Chalco.
El escepticismo también se centra en los sectores más vulnerables. “Mi madre no tiene celular y muchas personas mayores ni siquiera saben usar aplicaciones. ¿Quién las va a proteger?”, se preguntó María González, comerciante local.
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