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Por Salvador Guerrero Chiprés
Con un ecosistema articulado desde el C5 y sus siete C2, la Ciudad de México ha colocado la videovigilancia en el corazón de su modelo de seguridad, enriquecido con la disposición de las alcaldías para el trabajo conjunto y coordinado.
Los C2 distribuidos en los puntos cardinales, la zona Centro y la Central de Abasto permiten articular la atención de emergencias por demarcaciones y despachar en tiempo real unidades policiales o de auxilio.
Se trata de un modelo fortalecido y priorizado por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, con la convicción de la seguridad construida sobre un sistema de vigilancia capaz de unir a las instituciones con la ciudadanía.
Durante el primer semestre de 2025, el sistema registró incidencias que dan cuenta de la magnitud de esta operación: 233 mil 990 en la zona Oriente, 217 mil 992 en el Norte, 211 mil 235 en el Poniente, 206 mil 508 en el Sur, 111 mil 049 en el Centro, 45 mil 398 en el Centro Histórico y 12 mil 058 en la Central de Abasto.
A ese ecosistema se suma la alcaldía Cuajimalpa, que con la disposición del alcalde Carlos Orvañanos en favor de la comunidad y la seguridad firmó un convenio con el C5 para conectar las cámaras de la demarcación y capacitar a su personal en la supervisión de cien puntos de monitoreo seleccionados por su alta incidencia delictiva y densidad poblacional.
La innovación radica en la forma de coordinación y la apertura desde los C2 a la colaboración. La alcaldía no solo observa, participa. Esta integración hace que los 72 sectores policiales de la ciudad cuenten con información precisa y las decisiones se tomen con base en la realidad de cada colonia y barrio.
Con la integración de Cuajimalpa, como antes de Azcapotzalco, Coyoacán, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras, la Ciudad de México confirma que la seguridad es un proyecto compartido, sin límites territoriales.