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Vecinos de La Esmeralda exigen seguridad vial tras 15 atropellados; responsabilizan al gobierno municipal de Rosi Wong por incumplir la construcción
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En la colonia La Esmeralda, del municipio de Tecámac, cruzar la autopista México-Pachuca se ha convertido en un reto de supervivencia.
Los vecinos narran con angustia cómo, desde que fue retirado el puente peatonal por las obras del Mexibús, la zona quedó reducida a un paso inseguro donde la velocidad de los automovilistas dicta la suerte de quienes intentan atravesar.
El resultado es devastador: al menos 15 atropellados en lo que va del año, un dato que refleja la magnitud de la negligencia oficial.
Los testimonios coinciden en un mismo señalamiento: el gobierno municipal, encabezado por Rosi Wong, incumplió la promesa de construir un nuevo puente que garantizara la seguridad de peatones, adultos mayores y niños que deben cruzar todos los días.

“Nos dijeron que tendríamos un paso moderno, con accesos dignos, pero nunca pasó. Ahora tenemos que arriesgar la vida para ir a la tienda o llevar a los hijos a la escuela”, expresó un residente que asegura haber presenciado varios de los accidentes.
La molestia de las familias es evidente. Aunque en respuesta a las quejas se colocaron algunos reductores de velocidad, la medida resultó insuficiente. Los conductores suelen ignorarlos y continúan rebasando los límites permitidos. Incluso se reporta que muchos invaden el carril confinado del Mexibús, lo que aumenta la vulnerabilidad de los peatones.
La ausencia de guarniciones o muros de concreto para delimitar el tránsito ha generado un desorden que, de acuerdo con los colonos, solo evidencia el desinterés de la autoridad.

La desesperación ha llevado a los habitantes a organizarse y exigir la instalación de un semáforo peatonal, además de barreras físicas que obliguen a los automovilistas a respetar los cruces. Sin embargo, la burocracia municipal parece más enfocada en justificar retrasos que en atender de manera inmediata un problema que ya cobró vidas.
“Vivimos con miedo todos los días. No es justo que tengamos que jugar la vida en cada cruce mientras la presidenta municipal mira hacia otro lado”, señaló una vecina
Mientras las familias levantan la voz y el peligro persiste, La Esmeralda se mantiene como una trampa mortal en el corazón de Tecámac.
Para los colonos, la indiferencia del gobierno local es tan peligrosa como los propios automóviles que no frenan.
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