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Padres denuncian que desde hace semanas no encuentran dosis de BCG, hexavalente ni SRP, esenciales para prevenir tuberculosis, difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B, poliomielitis, sarampión, rubéola y paperas, autoridades estatales admiten retrasos en la distribución nacional, pero aseguran que la regularización del abasto ocurrirá “en breve”.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La incertidumbre crece en comunidades del Estado de México donde las familias peregrinan de una clínica a otra en busca de vacunas para sus hijos. En centros de salud de Nezahualcóyotl, Chalco y Toluca, la respuesta ha sido la misma: “No hay dosis disponibles”.
“Mi bebé cumplió dos meses y no ha recibido ni la primera vacuna. Nos dicen que regresemos en quince días, pero ya van tres intentos sin éxito”, lamenta Alejandra Castillo, madre de familia en Ixtapaluca.
Su testimonio refleja el sentir de cientos de padres que viven con miedo a que sus hijos queden indefensos frente a enfermedades prevenibles.
Los hospitales generales y comunitarios reportan listas de espera que superan las 150 familias.
En el Hospital General de Toluca, el área de vacunación registra filas desde las seis de la mañana. “Nos anotaron en una libreta, pero llevamos un mes esperando la llamada. La salud de nuestros hijos no puede depender de un cuaderno”, reclama Javier Hernández, padre de gemelos.
De acuerdo con médicos consultados, las principales vacunas faltantes son: BCG, contra la tuberculosis. Hexavalente, que protege contra seis enfermedades en una sola dosis, y después SRP, fundamental contra sarampión, rubéola y paperas.
El personal sanitario reconoce que el problema obedece a la escasez nacional.
“Los lotes no han llegado porque hay retrasos en la producción y trámites de liberación. Mientras tanto, los niños siguen desprotegidos”, comenta una enfermera del Hospital “Mónica Pretelini”.
Los especialistas advierten consecuencias graves. La infectóloga pediátrica Laura González alerta: “Un solo brote de sarampión bastaría para poner en riesgo a cientos de menores. México había avanzado mucho en erradicar estas enfermedades, pero sin vacunas retrocedemos décadas”.
Las familias con recursos han recurrido a clínicas privadas o viajes a Querétaro y Puebla, donde la escasez es menor. Pero esas alternativas son imposibles para la mayoría. “Cada dosis cuesta arriba de dos mil pesos. Para mí es inalcanzable”, dice María de Jesús, trabajadora doméstica en Ecatepec.
Mientras la Secretaría de Salud estatal promete que el abasto se normalizará “en las próximas semanas”, la realidad en las comunidades es de ansiedad y enojo. “No se trata de esperar, se trata de salvar vidas. Los bebés no pueden posponer su calendario de vacunas”, afirma don Eduardo Ramírez, abuelo preocupado en Valle de Chalco.
Por ahora, la población infantil mexiquense enfrenta una carrera contra el tiempo, donde la falta de biológicos amenaza con dejar abierta la puerta a enfermedades que ya parecían cosa del pasado.
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