219 lecturas
Por Eduardo López Betancourt
Es patético en nuestro País el comportamiento sinvergüenza y deshonesto de las compañías aseguradoras. Para cobrar un seguro hay que encomendarse a “todos los santos”. Pretextos al por mayor, exigencias improcedentes; todo ello para no cumplir con su deber. El asegurado es víctima de la extorsión de las empresas aseguradoras. Si pretende acudir a la CONDUSEF, ya le espera un largo proceso; pero al final le darán la razón a la empresa aseguradora, por el evidente sistema de corrupción que impera en ese organismo (CONDUSEF), y en el mejor de los casos, se le puede considerar inútil.
Lo que hay que destacar es que, para vender pólizas, los agentes de seguros le prometen al particular, y no se diga a las empresas, “las perlas de la virgen”. Cotidianamente inventan seguros, y con audacia ejemplar, crédulos y hasta ingenuos individuos caen en “las redes” de las promesas de los asesores y se ven embaucados en un acto que bien puede considerarse de extorsión o también de fraudulento, ya que son seguros inalcanzables, llenos de trampas. Tal es el caso de los seguros de vida y otros que les venden a las empresas, al que denominan “hombre líder” y que origina en las propias empresas un verdadero conflicto de carácter económico.
En otros países, las firmas aseguradoras cumplen con eficacia su papel, y sin demora y perversidad pagan y apoyan al asegurado con todo entusiasmo y seriedad. En México, las aseguradoras se “sirven con la cuchara grande”, y es evidente que cuentan con la complicidad de autoridades corruptas.
Esperemos que algún día pongan en orden a estas empresas que gastan en publicidad para “embaucar a los mexicanos”. Una de las más incontrolables empresas aseguradoras y que hace lo que quiere, paga lo que quiere y, si puede evitar el pago, es GNP, pero eso sí, ya hasta estadio tiene, con las inmensas ganancias que obtiene.
Hay que poner orden, en beneficio social, de estas abusivas y fraudulentas empresas aseguradoras.