568 lecturas
Por Ricardo Sevilla
Salinas Pliego está temblando. Y es la ministra Yasmín Esquivel la que le produce esos estremecimientos.
Pero vayamos por partes.
El juego sucio de Grupo Elektra, con sus trampas legaloides, ha desencadenado una guerra judicial sin precedentes.
Y es que en el centro de la discusión hay mil 431 millones de pesos que el dueño de TV Azteca se niega a pagarle al SAT.
Ahora bien, contrario a lo que algunos comentócratas afirman, la ministra Esquivel ha demostrado que es una férrea defensora de las arcas públicas.
Desde su posición como ponente en el amparo en revisión 279/2025, el proyecto de sentencia de Esquivel ha propuesto rechazar el amparo de Grupo Elektra y obligar a que pague su millonario adeudo con Hacienda.
Y esa posición firme y sin titubeos ha desatado la furia del usurero.
Y es que ante la contundencia de Esquivel, el magnate ha desplegado una estrategia dilatoria donde las trampas y los sobornos han sido las monedas de uso corriente.
Hasta ahora, a través de la presentación de 22 impedimentos contra siete de los 10 ministros de la Corte, Salinas Pliego ha logrado su cometido: inhabilitar a los juzgadores que se oponen a su evasión fiscal.
Su objetivo es evitar que el máximo tribunal tome una decisión definitiva y lo haga pagar su deuda.
Estos impedimentos, que han sido presentados contra ministras como Lenia Batres, Margarita Ríos Farjat y, por supuesto, la propia Yasmín Esquivel, han paralizado el proceso judicial.
Por ahora, se ha logrado posponer la resolución final.
Pero se trata de una victoria pírrica para el empresario, quien lo único que ha logrado es ganar tiempo a costa de exhibir el abuso de poder de las élites.
Esquivel piensa en el pueblo y, por eso, ha propuesto una “justicia humanista, que ponga al centro a las personas y su dignidad”. Y lo reiteró ayer en una conferencia en San Luis Potosí.
Y eso lo sabe el deudor fiscal quien, me dicen en Grupo Salinas, cada que escucha el nombre de Esquivel Mossa tiembla de ira. Y frustración.
