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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En la presa Villa Victoria, en el Estado de México, los cuerpos de Yurem, de 17 años, y su hermana Belén, de solo 11, fueron encontrados sin vida tras volcarse la embarcación en la que pescaban. La tragedia conmocionó no solo a la familia, sino a toda la zona, que una vez más es testigo de cómo una falta de prevención y vigilancia se cobra vidas.
El rescate de los hermanos, que tardó varias horas, fue una angustiosa espera. Buceadores del SUEM y pescadores locales realizaron una intensa búsqueda en un agua fría y turbia, lo que complicó la operación.

“El agua es muy fría y la visibilidad es casi nula”, dijo uno de los rescatistas, mientras el cuerpo de Belén era recuperado dos horas después que el de su hermano. Para los familiares, el dolor se amplificó con cada minuto de incertidumbre.
La frustración de los habitantes del lugar es palpable. “Cada año alguien se ahoga aquí”, asegura don Ramón, un pescador local que vive cerca de la presa.
A pesar de la alta frecuencia de accidentes, no existen medidas de seguridad básicas como boyas de advertencia, cercas o personal de vigilancia. “Es una trampa mortal”, denuncia la tía de las víctimas, exigiendo que se tomen acciones para evitar que más familias sufran lo mismo.
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