Visitas
Luego de la tormenta del lunes y tres días bajo el agua, más de 20 empresas siguen cerradas con calles destruidas y aguas negras de lodo complican la recuperación.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La crisis en el corazón industrial de Lerma se agudiza. Tres días después de que intensas lluvias anegaran la zona, la actividad productiva permanece detenida en decenas de empresas de la zona de Lerma.
Aunque el jueves comenzaron las maniobras de limpieza, los estragos son evidentes: maquinaria dañada, materias primas inservibles y trabajadores con temor de perder sus empleos.
“Llegamos el martes y la fábrica era un lago. Las telas estaban flotando. Todo lo que íbamos a exportar ya es pérdida total”, lamentó Jorge Hernández, empleado de una empresa textil.
A su lado, María Sánchez, operaria en otra planta, alertó sobre el riesgo sanitario: “El olor es insoportable, la piel nos arde. Esa agua está llena de porquería”.
Las afectaciones se extienden a más de 600 naves industriales, de acuerdo con estimaciones preliminares.
Aunque algunas registraron solo filtraciones, otras vieron colapsar su drenaje por completo. Sin embargo, lo que más preocupa a empresarios y obreros es que las calles siguen sin ser transitables. Reforma y Guzmán, arterias clave del corredor, están cubiertas de lodo y hundimientos, lo que impide el paso de maquinaria pesada.
Roberto Mendoza, dueño de una pyme dedicada a la fabricación de plásticos, alzó la voz: “Cada día que no trabajamos, perdemos miles de pesos. Ya es hora de que el gobierno haga algo más que mandar una retro”.
Del otro lado del parque industrial, los vecinos no se sorprenden. Para ellos, las inundaciones son una historia repetida. “Aquí cada temporada de lluvias es lo mismo
En respuesta, el Organismo de Agua Potable y Alcantarillado de Lerma desplegó camiones vactor, retroexcavadoras y brigadas de limpieza. Pero para muchos, la solución llega tarde y es apenas paliativa.
Mientras tanto, la incertidumbre crece. Nadie se atreve a calcular el monto total de las pérdidas, pero en la zona se habla de millones. Lo que sí es seguro es que cientos de empleos están en riesgo y que, si no se actúa con visión de largo plazo, la próxima lluvia volverá a convertir a Lerma en una trampa de agua y lodo.
TE PUEDE INTERESAR
