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Por Ricardo Sevilla
El periodo de veda electoral es un pilar fundamental de nuestra democracia. Y ha sido concebido para que la ciudadanía pueda meditar y emitir su sufragio libre y secreto sin coacciones de última hora.
Lamentablemente, siempre hay gente que está dispuesta a destruirlo todo. “Expertos en demoliciones”, les llamaba el escritor Leon Bloy.
Y ayer, sin que nadie lo pidiera, salió un grupo de “iluminados” a ofrecernos sus listas y sus recomendaciones.
Dizque para darnos su “mejor” opinión sobre la elección de mañana.
¿Bajo qué argumento? ¡Ninguno! Simple y llanamente: Vote por este juez, y por este magistrado, y por este ministro porque yo lo estudié bien y me cae bien y es buena persona. Así de burdas sus “recomendaciones”.
Algo me llamó la atención:
La mayoría de estos grandes recomendadores son aparatosos intelectuales de la izquierda (boutique) que adolecen de una mirada achacosa y reumática.
Y la verdad me resultó bastante enfadoso ver que, a escasas horas de la histórica jornada cívica, había en las redes sociales un desangelado desfile de tullidos intelectuales.
Pero, más allá de lo ridículo y grotesco de este numerito, lo cierto es que estas acciones no persiguen un fin informativo.
Se trata de una táctica premeditada y perversa para influir en los votantes.
Y es que, aprovechando el desastre que son las boletas electorales, estos mañosos individuos decidieron aprovechar el momento para divulgar sus “guías” y “sugerencias”.
Me queda claro que su objetivo es orientar las votaciones hacia los candidatos que son afines a ellos.
Y ante esta situación, la responsabilidad recae en cada uno de nosotros.
Mañana viviremos un proceso democrático sin precedentes, y nuestra participación debe ser informada y consciente.
Y, justo por eso, no podemos permitir que estos personajes, amparándose en la libertad de expresión, nos impongan a sus candidatos preferidos y distorsionen la esencia de nuestra democracia para satisfacer sus propios intereses.