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Leí ayer una entrevista publicada en El Universal con el presidente de la COPARMEX, Juan José Sierra Álvarez en la que criticaba la prohibición de comida chatarra en las escuelas, indicando que la medida provocaría desempleo; urgía a “regulación paulatina”, pero no a la prohibición. Por su parte, Cuauhtémoc Rivera, presidente de la AMPEC, Cuauhtémoc Rivera añadió que la prohibición provocaría el ausentismo ya que los alumnos saldrían de los colegios para conseguir comida chatarra (no lo dijo así, mencionó “alimentos prohibidos”), y que no regresarían a las aulas; añadió que se requieren campañas y atención a la “salud emocional” de los estudiantes. Los representantes de empresas de comida chatarra, así como la UVM y la UNITEC han abierto hasta ahora 17 solicitudes de amparo.
El silencio de Mario Delgado ante el reclamo de la ciudadanía es inexplicable, el actual secretario de Educación Pública no ha dado declaraciones ni respondido a los cuestionamientos hechos desde voces autorizadas como la del doctor Hugo López-Gatell y las que piden explicaciones en redes sociales. ¿De verdad se entrega la salud de los mexicanos a cambio de básculas? ¿Está consciente el secretario de que anualmente más de 93 mil ciudadanos mueren a consecuencia de los daños producidos por los productos chatarra? ¿Cuánto ausentismo hay por estudiantes con, por ejemplo, diabetes u obesidad mórbida? ¿Cuánto dinero se invierte en salud pública para tratar a los pacientes con trastornos orgánicos provocados por la chatarra? Y de la contaminación provocada por la elaboración, envases y envolturas, derroche de agua y recursos ya ni hablamos. Los empresarios piden que el gobierno cambie sus políticas cuando son ellos los que deberían de cambiar sus productos a fórmulas más sanas, sin colorantes ni conservantes, algunos usados aquí indiscriminadamente a pesar de estar prohibidos por la OMS por cancerígenos y detonadores de todo tipo de enfermedades, incluyendo la demencia.
No estoy en contra de la industria, sino de su política de cabildeo rapaz que se vale de todo para continuar enganchando desde la infancia y niñez a la población.
Yo le regalaría a Mario Delgado una báscula para que sopese el potencial daño que puede provocar no velar por la salud de los estudiantes.
Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez